¿Qué distancia hay entre tu casa y tu
puesto de trabajo? ¿Cuánto recorres en automóvil entre tu hogar y tu trabajo?
Aunque parecidas, estas dos preguntas no necesariamente tienen la misma
respuesta. Si, por ejemplo, tu casa está de un lado de una avenida y tu trabajo
en el otro, aunque varios kilómetros más allá, es probable que suelas dar una
vuelta en U para estacionar tu vehículo, lo que aumenta la distancia que
recorres aunque ambas construcciones estén a una distancia menor entre sí.
¿Cuánto añade una vuelta de retorno? En Guadalajara, algunos de estos retornos
pueden incluir glorietas tan amplias como la Minerva, Niños Héroes y Arcos o
Chapalita.
Quienes habitualmente viajan en
automóvil suelen sorprenderse de cuán escasos son los kilómetros entre dos
puntos que a ellos suelen parecerles muy lejanos.
Te propongo un breve experimento: la
próxima vez que vayas de tu casa a tu trabajo (o a tu escuela o gimnasio)
puedes poner en ceros el odómetro de tu vehículo y registrar la hora de salida;
verifica cuántos kilómetros recorres hasta que “sientes” que ya llegaste. Ese
punto psicológico en el que sentimos haber llegado suele ubicarse algunas
cuadras o giros antes de llegar realmente al lugar en el que estacionamos el
vehículo. Revisa nuevamente el odómetro cuando efectivamente te bajes del
automóvil. ¿Cuál es la diferencia en distancia entre el punto en el que “sientes”
que llegaste y el momento en que realmente te apeas de tu carroza motorizada? ¿Cuánto
tiempo hiciste hasta el punto en que sientes que llegaste y cuánto hasta el
punto en que te bajas del vehículo?
En ocasiones, pasas incluso por
enfrente de tu punto de destino antes de poder estacionar el vehículo…pero no
has encontrado lugar todavía. Así que eso aumenta la distancia y el tiempo de
recorrido en el vehículo. Añádele el tiempo que haces desde el vehículo hasta
tu puesto de trabajo. Anota entonces: tienes un tiempo de recorrido de tu casa
al punto psicológico en que sientes haber llegado; otro tiempo hasta que te
bajas del vehículo y uno más hasta que llegas a tu lugar de trabajo (por
ejemplo, si trabajas frente a un escritorio, no a la puerta del edificio en el
que se ubica la oficina, sino hasta tu puesto específico en ella).
Una vez que sabes la distancia de tu
casa a tu trabajo, escuela o algún otro de tus destinos, te darás cuenta de que
no siempre viajas a la velocidad a la que crees que viajas. En algunas
porciones del trayecto viajarás a 60 u 80 kms por hora, aunque en otras estarás
varios segundos esperando a que cambie la luz del semáforo. ¿Qué resultado te
da dividir la distancia total recorrida en vehículo frente a tus tres registros
de tiempo? Tendrás así tres velocidades para tu traslado: 1) hasta un punto de
arribo psicológico; 2) un punto de descenso del vehículo y 3) el arribo real a
tu espacio de trabajo.
Lo que quiero proponer aquí es que
utilices ese tiempo entre bajarte del vehículo y llegar a tu puesto de trabajo
como un parámetro para recorrer la distancia desde donde PUEDES estacionar el
vehículo y llegar a tu lugar de trabajo. Te propongo que uses el tiempo que
gastas en buscar estacionamiento en caminar directamente desde un punto previo
a tu punto de llegada psicológico. Digamos, doscientos metros (o una, dos o
tres cuadras) antes de llegar a ese punto en el que “sientes” que llegaste. Es
probable que camines la misma distancia y el mismo tiempo que si pasas frente a
tu edificio de destino en busca de estacionamiento.
¿Cuáles son los beneficios de esta
estrategia? El primero y más obvio es que pierdes menos tiempo en buscar
estacionamiento si aceptas estacionarte en un punto anterior al de tu destino.
Pero hay otros beneficios adicionales: ahorras tiempo en regresar al punto en
que está tu trabajo y lo utilizas en dirigirte a él, sobre todo en los casos en
que el estacionamiento quedó más lejos que aprovechar un lugar libre antes de llegar
a tu destino. Además, tienes un poco más de tiempo para caminar que si lo
gastas en seguir buscando un estacionamiento, como si tu vehículo fuera un satélite
en torno a tu destino. Finalmente, ahorras gasolina y, con ella, también ahorras
dinero…y nos ahorras a todos una buena dosis de emisiones contaminantes.
Cuando hayas hecho las mediciones de
lo que recorres en automóvil, quizá quieras añadir un cálculo de la cantidad de
horas que permanece estacionado el vehículo, lo que, en algunos casos aumenta
también tu costo por pago de estacionamiento, estacionómetros, pago de multas
por no depositar monedas en el estacionómetro (por la lentitud de tu regreso al
vehículo desde tu lugar de trabajo) o por estacionar en lugar prohibido (por
las prisas, puedes alegar, si quieres).
¿Cuánto gastas en tu vehículo por
kilómetro recorrido si consideras, precio de compra, gasolina, impuestos,
estacionamiento, multas, mantenimiento? ¿Cuánto gastas en ese mismo vehículo por
minuto recorrido? ¿Y por minuto de estacionamiento? Considera los mismos gastos
y calcula incluso las horas en que tu auto está estacionado en la cochera de tu
casa o edificio, pues ese espacio de todos modos lo pagas cuando compras o
rentas el lugar en el que vives y que incluye determinados cajones de estacionamiento
para tu uso.
Si ya sabes que la distancia de tu
casa a tu trabajo es de menos de cuatro kilómetros, yo te sugiero que mejor
vendas ya ese vehículo a alguien cuyo trabajo esté más lejos y tú simplemente
levántate un poco más temprano, ponte unos zapatos cómodos y vete a pie…o en
bicicleta. Ya en tu lugar de trabajo, procura no burlarte demasiado de quienes
despilfarran su sueldo (ganado con el sudor de su frente y también del de
enfrente) en llegar a su trabajo. Si optas por pedalear, asegúrate de ponerle a
la bici un buen par de candados para proteger tu inversión, misma que suele ser
como 95% menor a lo que gastas en un vehículo de motor.
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