Renuncian los
principales funcionarios del CUCSH-U. de Guadalajara
Luis Rodolfo Morán Quiroz
Departamento de sociología
CUCSH-U. de G.
2 de octubre de 2012
Sin dar mayores
explicaciones, dos funcionarios de alta jerarquía en el Centro Universitario de
Ciencias Sociales y Humanidades han renunciado. Se trata del Maestro Pablo
Arredondo Ramírez y del Doctor José María Nava Preciado. La renuncia es ya
irrevocable. A menos de dos meses de uno de los principales acontecimientos
para la Universidad de Guadalajara, la Feria Internacional del LIBRO (FIL) y a
poco más de un semestre de que se termine su gestión, en mayo de 2013, ambos
funcionarios han claudicado en sus funciones y, tras varios meses de haber
tomado esa decisión, no hay visos de que vuelvan a ejercerlas.
Tanto el Maestro Arredondo, nombrado rector del CUCSH en 2010, como el
Doctor Nava, secretario académico del mismo centro, han desistido de cumplir
con las funciones que les encomienda la normatividad universitaria. Las
evidencias de esa claudicación son conocidas desde hace meses de parte de muchos
de los miembros del Centro Universitario, aunque las razones siguen siendo
inexplicadas y, de hecho, sin antecedentes en la historia de ese centro
disciplinar.
La principal renuncia de los dos funcionarios mencionados se centra en la
renuncia al liderazgo en uno de los más importantes centros con que cuenta la Universidad
de Guadalajara. Desde hace varios meses han renunciado al diálogo con los
trabajadores, tanto académicos como administrativos, a pesar de las constantes
solicitudes de estos trabajadores para que hagan explícitos los proyectos de
desaparición de algunas de las dependencias de ese centro. Ni siquiera las
solicitudes de mediación, con funcionarios de la administración central, entre
ellos el Doctor Marco Antonio Cortés Guardado, rector general sustituto (en
sustitución de Carlos Briseño) y el Licenciado José Alfredo Peña Ramos, secretario
general de la Universidad de Guadalajara, sirvieron para convencerlos de hacer
explícito y por escrito, el supuesto plan de “reestructuración” del centro
universitario, ni para exponerlo ante los miembros del primer departamento en
desaparecer (de Estudios de la Cultura Regional). A quienes solicitaron
información o propusimos algunas líneas para hacer explícito el plan se les
tildó de “grillos”.
La renuncia a ese liderazgo conlleva el abandono del diálogo con una
buena parte de los trabajadores académicos y administrativos, aquellos a los
que han descalificado de entrada, sin haberse entrevistado directamente con
ellos. La claudicación parece basarse en que esos funcionarios temen que se les
critique o se les hagan señalamientos.
Uno de los asuntos pendientes que han prolongado durante más de quince
meses es el de la revista Estudios
Sociales, fundada desde los años ochenta por el Doctor Manuel Rodríguez
Lapuente (que da el nombre a la principal biblioteca del CUCSH y sobre cuyo
edificio se erigen las oficinas de esos funcionarios). La revista se fundó como
órgano de la primer dependencia de investigación en las disciplinas sociales,
el Instituto de Estudios Sociales (IES), y se vio interrumpida con el deceso
del Dr. Lapuente, hace casi una década. La revista volvió a editarse a partir
de 2007, y se constituyó un Consejo de Redacción y un Comité Editorial con académicos
de talla local, nacional e intencional. Desde junio de 2011, al salir el
Maestro Salvador Acosta Romero de la jefatura del departamento de estudios de
la cultura regional, los dos funcionarios y la Doctora Dulce María Zúñiga, jefa
de la división de estudios de la cultura, postergaron el nombramiento de un
nuevo jefe del departamento y, de paso, la edición de la revista, a pesar de
contar esta revista con material para se publicado hasta el año de 2013.
La directora de la división y el secretario académico se comprometieron a
resolver el asunto de la revista para el 29 de febrero. Se recordará que este
año de 2012 es un año bisiesto y esa fecha sólo se repetirá hasta el 2016. En
repetidas ocasiones, tanto el consejo de redacción como el director de la
revista han urgido a la directora de la división de estudios de la cultura, al
secretario académico y al propio rector a que aclaren la situación de la
revista y aceleren las gestiones para la publicación de ésta, pero los tres han
renunciado a sus atribuciones. No se nombró jefe nunca más y se gestionó la
desaparición del departamento de estudios de la cultura regional. En el
dictamen, aprobado en 2012 por el Consejo General Universitario, se hacía
explícito que la revista debería continuar.
Los dos funcionarios han declinado a sus atribuciones y han dejado que
material de la revista que se entregó desde agosto de 2011 se empolve en los
estantes de la secretaría académica. Han renunciado al privilegio y deber de
apoyar la revista y no han ido más allá de señalar que “se publicará” en forma
electrónica. El segundo número del 2011 no ha aparecido todavía en octubre de
2012, a pesar del compromiso tácito
de presentar cinco números en la próxima Feria Internacional del Libro,
correspondientes a los años 2011, 2012 y 2013. Hay que aclarar que se han
comprometido tácitamente pues han renunciado a responder por escrito y no han
afirmado cosa alguna respecto a esas presentaciones, ya programadas para fines
de noviembre de 2012.
Mientras tanto, algunos de los autores, especialistas en diversos temas
de las distintas disciplinas de las ciencias sociales y de distintas
instituciones nacionales e internacionales, han optado por retirar sus
materiales y parte de ellos han accedido a conservar la unidad de las secciones
temáticas planteadas para la revista, trasladándose, en bloque, a otras
revistas de instituciones académicas privadas y públicas. Los miembros del
consejo de redacción y el director de la revista hemos insistido desde junio de
2011 en la urgencia del caso por las implicaciones que ello tiene para la
acreditación ante instancias internacionales y nacionales (en especial ante el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT). Hay algunos analistas que
han señalado que Pablo Arredondo renunció a apoyar a la revista Estudios Sociales por el simple hecho de
ser anterior a la revista que él contribuyó a fundar (Comunicación y Sociedad), que acaba de celebrar sus XXV
aniversario. La motivación de la envidia que le atribuyen esos analistas al
rector que ha renunciado a dialogar, a impulsar la publicación de trabajos
originales y de talla internacional, parece cobrar visos de veracidad ante la
negativa a responder a las solicitudes que diversos autores y diversos
funcionarios han hecho al rector de informar las razones por las que se ha
negado a que aparezca Estudios Sociales.
Los dos funcionarios mencionados han renunciado además a dialogar y a
establecer un liderazgo académico en el CUCSH por su negativa a prestar
auditorios (supuestamente en un largo proceso de remodelación), así como
espacios para la discusión y el debate dentro del CUCSH.
Adicionalmente, con la inauguración de la nueva sede del CUCSH, han
renunciado a la posibilidad de convocar y encabezar un proyecto de movilidad
que permita a los muchos estudiantes, académicos y administrativos, acceder a
ese nuevo espacio en la zona de “Los Belenes” (municipio de Zapopan). No se ha
dado información, en el viejo CUCSH, de cómo llegar al nuevo CUCSH, ni las
alternativas para el acceso a ese nuevo campus. Los planes de traslado de las
dependencias se modificaron sin previo aviso, pues, ante la renuncia de estos
funcionarios a difundir información y a dialogar y establecer acuerdos,
comenzaron a trasladarse dependencias que no estaban contempladas o se
trasladaron sólo parcialmente, o se postergó el traslado de las ya programadas.
La renuncia a generar diálogos, consultas, acuerdos y promover la
investigación, la docencia y el intercambio de ideas, de parte de estos dos
funcionarios, es evidente a todas luces. Desafortunadamente, aunque han
dimitido a varias de sus funciones, no por ello han dejado de percibir los
ingresos asociados a sus cargos. Tampoco han optado por hacerlos proporcionales
a la cantidad de las obligaciones que cumplen (es decir, si reducen sus tareas,
convendría que se redujeran los sueldos).
“¿Qué no han destruido en este centro universitario?”, me planteaba retóricamente
un profesor del viejo campus, quien señala que hay una conciencia de que
algunos funcionarios dirigen este centro a la ruina; conciencia que sigue
vigente en quienes seguimos trabajando en las disciplinas de las ciencias
sociales y no hemos claudicado en nuestras funciones como docentes, críticos,
proponentes. Hay quien afirma que la renuncia de estos dos funcionarios a sus
funciones se ha hecho a pesar de la oposición de los deseos de los individuos y
grupos de poder dentro de la
universidad.
El caso es que, aunque estos funcionarios hayan renunciado a hacer del
CUCSH un centro de excelencia académica, muchos de los profesores, estudiantes
y trabajadores administrativos seguimos impulsando iniciativas y estimulando
los liderazgos para establecer proyectos académicos, de movilidad, de gobierno,
de diálogo, en las dos sedes del CUCSH. Tanto dentro de colectivos de reciente
creación como desde los grupos académicos y sindicales, así como desde los
distintos programas y dependencias dedicadas al trabajo especializado. Y
seguiremos trabajando en ello aunque algunos de los funcionarios se mantengan
en una actitud que podría sintetizarse en “no hagan olas”, en vez de incentivar
la participación, la creatividad y la difusión del conocimiento científicamente
generado en torno a nuestras sociedades.