Primero de una serie, correspondientes a un curso impartido entre febrero y julio del 2007 en la Universidad de Guadalajara (México) - Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades; División de Estudios Políticos y Sociales; Departamento de Sociología; Academia de Metodología
Asignatura: Enfoques sociológicos de la investigación
Carta de bienvenida
“¡Qué pronto se pasa el tiempo!”, suelen decir nuestros ancestros, hasta que nosotros mismos nos damos cuenta que los lunes llegan a cada rato, que los semestres se pasan en un suspiro y que los sexenios -incluso los más improductivos- llegan a su fin. Así que este curso al fin comienza, aun cuando hace apenas unos cuantos meses quienes lo toman como parte de sus créditos estaban todavía decidiendo cuál sería su profesión. Este curso se pasará tan rápido o más que el tiempo, aunque quizá no alcance la velocidad con que se vacía el sobre de la quincena. Pero la intención de esta asignatura y de todas las demás cuyo aprendizaje emprendemos no es que lo discutido en ella se olvide de la noche a la mañana o entre una lectura y la otra.
A pesar de que muchos estudiantes consideran que, como de todos modos lo que leemos se nos olvida muy rápido, entonces ni vale la pena leer, en este curso se trata de leer y discutir como el que más. Como profesor del curso espero incluso que hasta placer les produzca leer los escasos textos que discutiremos en clase y que sea tan gratificante el encontrarse con estos autores clásicos y contemporáneos que quieran saber más de ellos, conocer más ideas generadas a partir de sus nociones de lo que es la sociedad, plantearse más preguntas acerca de cómo estudiar y concebir la realidad social…Y que jamás se les olvide lo que discutamos en este curso, para su uso en sesiones posteriores y luego para echar mano de estas ideas en su vida profesional futura.
El proceso de convertirse en profesionales de la sociología no es un camino fácil, por más que haya quienes escogen esta carrera para no enfrentarse con las matemáticas (lástima, porque en esta profesión al menos existe la estadística) o porque no hay que caminar mucho (otro error de cálculo, porque también a los sociólogos se nos exige trabajo de campo en la vida laboral y académica), o porque los textos hablen de la realidad cotidiana. Pero aunque no sea fácil, devenir en profesionales de la sociología es una aventura estimulante que requiere de nuestro esfuerzo y concentración para hacer, de algo que está fuera de nosotros, plasmado en textos, una “disciplina” a la que nos afiliaremos muy probablemente por el resto de nuestros días.
A lo largo de este curso leeremos y discutiremos algunos textos escritos básicamente por sociólogos, aunque algunos, como Carlos Marx ni ganas tenían de dar algún impulso a una visión tan burguesa y limitada de la sociedad. Habrá otros autores que “todavía no eran”, pero cuya contribución sirvió para que la sociología comenzara a ser reconocida como un campo de reflexión. Los textos que leeremos ofrecen apenas un atisbo hacia el amplio campo de las ciencias sociales en general y de la sociología en particular.
La intención básica es que las actividades y las lecturas de este curso sirvan para inquietar a los aspirantes a sociólogos/as a un grado tal que quieran indagar más, leer más, observar más, criticar más, situarse a sí mismos en una época, una sociedad, una cultura. La mirada con la que he seleccionado las actividades y los textos y propuesto los ejercicios responde a la intención de señalar las ideas teóricas que dan origen a propuestas metodológicas de estudio de la sociedad. En otras palabras, dado que este curso se inscribe en el eje metodológico de la carrera de sociología en la Universidad de Guadalajara, no se trata de agotar los detalles de las visiones teóricas de los pensadores que analizaremos, sino de ofrecer algunas pistas acerca de cómo debe estudiarse la “realidad social” dada una concepción acerca de lo que constituye esa realidad.
Este curso es apenas una probadita, un inicio, fundamentado en un panorama de lo que son las ciencias sociales, su origen, su diversidad y su especialización, a partir de visiones que cada vez están más cuestionadas por sus limitados alcances. Este curso tiende a ser bastante “tradicional” en varios sentidos, pues no sólo implica trabajo en el aula en torno a temas que asumen una cierta delimitación relativamente clara entre enfoques de la investigación y teorías sociológicas, sino que también implica que los alumnos aprendan a partir, principalmente de lecturas. Además es un curso que debe “acreditarse” con una calificación para cada estudiante y bien sabemos que esas notas no siempre reflejan el aprendizaje real ni la capacidad de retención y aplicación de aprendido por parte de los que participan en él. No obstante, este curso ofrece también la posibilidad de lecturas creativas, de explayarse en la escritura, de presentar argumentos bien fundamentados, de leer textos adicionales a los propuestos para las sesiones y ejercicios escritos, de salir a las calles y a los campos a contrastar los principios y los procedimientos con la vida real y con la gente de carne y hueso.
Si algo enseña la sociología es que la gente en la vida cotidiana no piensa en las mismas categorías que los académicos. Pero ya sabemos que de eso se trata la sociología en general: por una parte, de hacer complejo lo sencillo, clasificando los fenómenos sociales y proponiendo principios teóricos que engloben a realidades aparentemente inconexas; y por la otra, de hacer sencillo lo complejo, ofreciendo explicaciones elegantes y parsimoniosas a procesos sociales aparentemente incomprensibles. Así que este curso puede verse como un intento de contribuir a que quienes aspiran a dedicarse a la sociología como profesión (o como oficio, en la expresión de Pierre Bourdieu) puedan contar con herramientas conceptuales para enfrentarse al vasto campo de análisis que se les abre por delante.
Una pequeña nota sobre la mecánica del curso:
A lo largo de cursos y más cursos, en mi calidad de estudiante y de docente, mi experiencia ha sido que las exposiciones orales frente a un grupo pasivo no son muy fáciles de seguir ni de retener. Es frecuente que ni siquiera sepamos cuál es el argumento principal de una exposición oral si quien expone no reitera y explica sus ideas básicas. Por tal razón he incluido como un criterio básico para acreditar el curso la participación en clase. Esa participación no se limita a preguntar al expositor (ya sea el “profe” o algún equipo de estudiantes que sienten que “les tocó” en suerte, buena o mala, exponer un tema o algunos de sus hallazgos en la vida real) sino que engloba también el hacer lecturas relacionadas con el tema de la clase, reflexionar durante, después y antes de cada sesión de trabajo en el aula, buscar libros y ejemplos que se puedan vincular con lo escrito y descrito en los textos, dialogar con sus parientes y amigos en “clave sociológica”, encontrar ocasiones de ampliar lo visto en clase, proponer actividades, apasionarse en la discusión, mostrar objetos, imágenes o noticias relacionadas con el tema del curso…
Por otro lado, como docente me encuentro cada vez más con que la escuela rara vez es tan atractiva como “la vida real” o que fuera de las aulas hay muchas cosas en la cuales distraerse: los problemas económicos o políticos, los conflictos familiares o de pareja, los programas de televisión, los chismes de la farándula, los aparatos electrónicos (desde gameboys hasta celulares). Ser estudiante implica vencer constantemente la tentación de ir a la calle en vez de leer un libro, de navegar por Internet en vez de escribir una reseña bibliográfica, de treparse en la bici en vez de discutir con el equipo de trabajo (tentación que en lo personal me acompaña desde los cinco años y que no cede, así que a veces simplemente caigo en ella para luego volver a mi postura de sociólogo), entre muchas otras. De tal modo, en este curso no está prohibido caer en esas tentaciones, siempre y cuando no interfieran con las lecturas y la asistencia a clases. De hecho, si los estudiantes pueden encontrar ejemplos para analizar la sociedad a partir de las actividades que les tientan, resulta bastante enriquecedor poderlos aprovechar. Comento brevemente: en un curso previo, mis estudiantes no podían dejar de pensar en que pronto una de sus compañeras tendría un bebé, así que, en vez de dedicarnos simplemente a ver qué dice Bourdieu acerca del habitus y las clases sociales, pudimos discutir las implicaciones de los baby-showers para el análisis social desde la perspectiva del análisis del “gusto” y los hábitos de consumo de las clases según Pierre Bourdieu.
Este curso requiere de un esfuerzo que supone que los estudiantes son “profesionales del aprendizaje”, sea que además tengan un empleo remunerado o no. La idea es que los estudiantes que participen en el curso algún día sean “profesionales de la sociología” y por ello este curso insistirá en que se asuman como sociólogos/as desde el inicio y que miren a la sociedad como lo hacen los sociólogos. Veremos varios ejemplos (contradictorios y complementarios) de cómo echar ojo a la sociedad desde algunas perspectivas de las sociologías (en plural).
Acreditar este curso es algo que requiere esfuerzo pero que realmente no es algo “difícil” ni “complejo”. Ni siquiera requiere de “trabajo duro”, pero sí de trabajo constante, a “paso de maratón”, para no agotar toda la energía en los primeros metros del recorrido. El programa del curso o los ejercicios diseñados para esta asignatura pueden servir de guía para saber qué tan avanzados van respecto a lo que se espera que se logre en las escasas semanas que dura un semestre. Igualmente, prestar atención a los mensajes que los otros participantes envíen por correo electrónico (reseñas, ejercicios y retroalimentación), asistir a las discusiones en clase y preparar/ participar/ presenciar los debates ayudarán a que los participantes perciban los avances propios y ajenos en el aprendizaje de las habilidades básicas para la profesión sociológica.
El tiempo se irá como agua, como se va cuando uno se divierte, o podrá parecer eterno a quien, en vez de leer y discutir sólo venga a las sesiones a ver qué pesca. Si los participantes en el curso preparan las sesiones a tiempo, comenzando por estar concientes de que determinados días a la semana nos reunimos para trabajar en torno a los enfoques de la investigación en sociología, pasando por hacer las lecturas y hasta el completar los ejercicios y la lectura para escribir reseñas bibliográficas y para participar en los debates en pro y en contra de determinadas posiciones metodológicas en las ciencias sociales y culminando en textos que reflejen la reflexión propia de cada estudiante o equipo, entonces el semestre será efectivamente un suspiro, tan corto como para darse cuenta de las dos angustiosas y a veces gozosas[*] sentencias que señalan tanto que tempus fugit como ars longa, vita brevis.
¿Más información, más bibliografía? Consultar el programa del curso, las propuestas de ejercicios y los requisitos para el resto de los trabajos. No estorba asistir a las sesiones en el aula ni enviar correos electrónicos para consultar a los demás participantes en el curso.
Nota.-
[*] En efecto, es una angustia saber que nunca sabremos todo, pero un gozo saber que siempre habrá algo más por aprender, que le dé sentido a nuestra limitada estancia en este planeta.
Asignatura: Enfoques sociológicos de la investigación
Carta de bienvenida
“¡Qué pronto se pasa el tiempo!”, suelen decir nuestros ancestros, hasta que nosotros mismos nos damos cuenta que los lunes llegan a cada rato, que los semestres se pasan en un suspiro y que los sexenios -incluso los más improductivos- llegan a su fin. Así que este curso al fin comienza, aun cuando hace apenas unos cuantos meses quienes lo toman como parte de sus créditos estaban todavía decidiendo cuál sería su profesión. Este curso se pasará tan rápido o más que el tiempo, aunque quizá no alcance la velocidad con que se vacía el sobre de la quincena. Pero la intención de esta asignatura y de todas las demás cuyo aprendizaje emprendemos no es que lo discutido en ella se olvide de la noche a la mañana o entre una lectura y la otra.
A pesar de que muchos estudiantes consideran que, como de todos modos lo que leemos se nos olvida muy rápido, entonces ni vale la pena leer, en este curso se trata de leer y discutir como el que más. Como profesor del curso espero incluso que hasta placer les produzca leer los escasos textos que discutiremos en clase y que sea tan gratificante el encontrarse con estos autores clásicos y contemporáneos que quieran saber más de ellos, conocer más ideas generadas a partir de sus nociones de lo que es la sociedad, plantearse más preguntas acerca de cómo estudiar y concebir la realidad social…Y que jamás se les olvide lo que discutamos en este curso, para su uso en sesiones posteriores y luego para echar mano de estas ideas en su vida profesional futura.
El proceso de convertirse en profesionales de la sociología no es un camino fácil, por más que haya quienes escogen esta carrera para no enfrentarse con las matemáticas (lástima, porque en esta profesión al menos existe la estadística) o porque no hay que caminar mucho (otro error de cálculo, porque también a los sociólogos se nos exige trabajo de campo en la vida laboral y académica), o porque los textos hablen de la realidad cotidiana. Pero aunque no sea fácil, devenir en profesionales de la sociología es una aventura estimulante que requiere de nuestro esfuerzo y concentración para hacer, de algo que está fuera de nosotros, plasmado en textos, una “disciplina” a la que nos afiliaremos muy probablemente por el resto de nuestros días.
A lo largo de este curso leeremos y discutiremos algunos textos escritos básicamente por sociólogos, aunque algunos, como Carlos Marx ni ganas tenían de dar algún impulso a una visión tan burguesa y limitada de la sociedad. Habrá otros autores que “todavía no eran”, pero cuya contribución sirvió para que la sociología comenzara a ser reconocida como un campo de reflexión. Los textos que leeremos ofrecen apenas un atisbo hacia el amplio campo de las ciencias sociales en general y de la sociología en particular.
La intención básica es que las actividades y las lecturas de este curso sirvan para inquietar a los aspirantes a sociólogos/as a un grado tal que quieran indagar más, leer más, observar más, criticar más, situarse a sí mismos en una época, una sociedad, una cultura. La mirada con la que he seleccionado las actividades y los textos y propuesto los ejercicios responde a la intención de señalar las ideas teóricas que dan origen a propuestas metodológicas de estudio de la sociedad. En otras palabras, dado que este curso se inscribe en el eje metodológico de la carrera de sociología en la Universidad de Guadalajara, no se trata de agotar los detalles de las visiones teóricas de los pensadores que analizaremos, sino de ofrecer algunas pistas acerca de cómo debe estudiarse la “realidad social” dada una concepción acerca de lo que constituye esa realidad.
Este curso es apenas una probadita, un inicio, fundamentado en un panorama de lo que son las ciencias sociales, su origen, su diversidad y su especialización, a partir de visiones que cada vez están más cuestionadas por sus limitados alcances. Este curso tiende a ser bastante “tradicional” en varios sentidos, pues no sólo implica trabajo en el aula en torno a temas que asumen una cierta delimitación relativamente clara entre enfoques de la investigación y teorías sociológicas, sino que también implica que los alumnos aprendan a partir, principalmente de lecturas. Además es un curso que debe “acreditarse” con una calificación para cada estudiante y bien sabemos que esas notas no siempre reflejan el aprendizaje real ni la capacidad de retención y aplicación de aprendido por parte de los que participan en él. No obstante, este curso ofrece también la posibilidad de lecturas creativas, de explayarse en la escritura, de presentar argumentos bien fundamentados, de leer textos adicionales a los propuestos para las sesiones y ejercicios escritos, de salir a las calles y a los campos a contrastar los principios y los procedimientos con la vida real y con la gente de carne y hueso.
Si algo enseña la sociología es que la gente en la vida cotidiana no piensa en las mismas categorías que los académicos. Pero ya sabemos que de eso se trata la sociología en general: por una parte, de hacer complejo lo sencillo, clasificando los fenómenos sociales y proponiendo principios teóricos que engloben a realidades aparentemente inconexas; y por la otra, de hacer sencillo lo complejo, ofreciendo explicaciones elegantes y parsimoniosas a procesos sociales aparentemente incomprensibles. Así que este curso puede verse como un intento de contribuir a que quienes aspiran a dedicarse a la sociología como profesión (o como oficio, en la expresión de Pierre Bourdieu) puedan contar con herramientas conceptuales para enfrentarse al vasto campo de análisis que se les abre por delante.
Una pequeña nota sobre la mecánica del curso:
A lo largo de cursos y más cursos, en mi calidad de estudiante y de docente, mi experiencia ha sido que las exposiciones orales frente a un grupo pasivo no son muy fáciles de seguir ni de retener. Es frecuente que ni siquiera sepamos cuál es el argumento principal de una exposición oral si quien expone no reitera y explica sus ideas básicas. Por tal razón he incluido como un criterio básico para acreditar el curso la participación en clase. Esa participación no se limita a preguntar al expositor (ya sea el “profe” o algún equipo de estudiantes que sienten que “les tocó” en suerte, buena o mala, exponer un tema o algunos de sus hallazgos en la vida real) sino que engloba también el hacer lecturas relacionadas con el tema de la clase, reflexionar durante, después y antes de cada sesión de trabajo en el aula, buscar libros y ejemplos que se puedan vincular con lo escrito y descrito en los textos, dialogar con sus parientes y amigos en “clave sociológica”, encontrar ocasiones de ampliar lo visto en clase, proponer actividades, apasionarse en la discusión, mostrar objetos, imágenes o noticias relacionadas con el tema del curso…
Por otro lado, como docente me encuentro cada vez más con que la escuela rara vez es tan atractiva como “la vida real” o que fuera de las aulas hay muchas cosas en la cuales distraerse: los problemas económicos o políticos, los conflictos familiares o de pareja, los programas de televisión, los chismes de la farándula, los aparatos electrónicos (desde gameboys hasta celulares). Ser estudiante implica vencer constantemente la tentación de ir a la calle en vez de leer un libro, de navegar por Internet en vez de escribir una reseña bibliográfica, de treparse en la bici en vez de discutir con el equipo de trabajo (tentación que en lo personal me acompaña desde los cinco años y que no cede, así que a veces simplemente caigo en ella para luego volver a mi postura de sociólogo), entre muchas otras. De tal modo, en este curso no está prohibido caer en esas tentaciones, siempre y cuando no interfieran con las lecturas y la asistencia a clases. De hecho, si los estudiantes pueden encontrar ejemplos para analizar la sociedad a partir de las actividades que les tientan, resulta bastante enriquecedor poderlos aprovechar. Comento brevemente: en un curso previo, mis estudiantes no podían dejar de pensar en que pronto una de sus compañeras tendría un bebé, así que, en vez de dedicarnos simplemente a ver qué dice Bourdieu acerca del habitus y las clases sociales, pudimos discutir las implicaciones de los baby-showers para el análisis social desde la perspectiva del análisis del “gusto” y los hábitos de consumo de las clases según Pierre Bourdieu.
Este curso requiere de un esfuerzo que supone que los estudiantes son “profesionales del aprendizaje”, sea que además tengan un empleo remunerado o no. La idea es que los estudiantes que participen en el curso algún día sean “profesionales de la sociología” y por ello este curso insistirá en que se asuman como sociólogos/as desde el inicio y que miren a la sociedad como lo hacen los sociólogos. Veremos varios ejemplos (contradictorios y complementarios) de cómo echar ojo a la sociedad desde algunas perspectivas de las sociologías (en plural).
Acreditar este curso es algo que requiere esfuerzo pero que realmente no es algo “difícil” ni “complejo”. Ni siquiera requiere de “trabajo duro”, pero sí de trabajo constante, a “paso de maratón”, para no agotar toda la energía en los primeros metros del recorrido. El programa del curso o los ejercicios diseñados para esta asignatura pueden servir de guía para saber qué tan avanzados van respecto a lo que se espera que se logre en las escasas semanas que dura un semestre. Igualmente, prestar atención a los mensajes que los otros participantes envíen por correo electrónico (reseñas, ejercicios y retroalimentación), asistir a las discusiones en clase y preparar/ participar/ presenciar los debates ayudarán a que los participantes perciban los avances propios y ajenos en el aprendizaje de las habilidades básicas para la profesión sociológica.
El tiempo se irá como agua, como se va cuando uno se divierte, o podrá parecer eterno a quien, en vez de leer y discutir sólo venga a las sesiones a ver qué pesca. Si los participantes en el curso preparan las sesiones a tiempo, comenzando por estar concientes de que determinados días a la semana nos reunimos para trabajar en torno a los enfoques de la investigación en sociología, pasando por hacer las lecturas y hasta el completar los ejercicios y la lectura para escribir reseñas bibliográficas y para participar en los debates en pro y en contra de determinadas posiciones metodológicas en las ciencias sociales y culminando en textos que reflejen la reflexión propia de cada estudiante o equipo, entonces el semestre será efectivamente un suspiro, tan corto como para darse cuenta de las dos angustiosas y a veces gozosas[*] sentencias que señalan tanto que tempus fugit como ars longa, vita brevis.
¿Más información, más bibliografía? Consultar el programa del curso, las propuestas de ejercicios y los requisitos para el resto de los trabajos. No estorba asistir a las sesiones en el aula ni enviar correos electrónicos para consultar a los demás participantes en el curso.
Nota.-
[*] En efecto, es una angustia saber que nunca sabremos todo, pero un gozo saber que siempre habrá algo más por aprender, que le dé sentido a nuestra limitada estancia en este planeta.
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