jueves, 10 de diciembre de 2009

"¡Y todavía llegó a gritonearle, la muy desconsiderada!"

"¡Y todavía llegó a gritonearle, la muy desconsiderada!", afirmó airada mi madre, tras enterarse de una de esas discusiones de familia en la que una persona de las generaciones intermedias (digamos que "jóvenes adultos") reclamara un "titipuchal" de hechos del pasado a una de sus añosas ancestras.

Para que eso haya sucedido necesariamente hubieron de cumplirse una serie de condiciones:

1. que el suceso se narre en México, o al menos en Jalisco;

2. que quien narra no sepa que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española confina el uso de ese verbo a Chile y Honduras (definido como "hablar a gritos" y como "reprender a gritos"): http://buscon.rae.es/draeI/ ;

3. que sepa conjugarlo, como bien se indica en el portal de "logos", dedicado  a "non solo parole" http://www.logosconjugator.org/mc/mes.php?id=9562&ul=EN por lo que descubrimoscon gusto que ese portal incluye también "alcune parolacce" y una que otra palabreja;

4. que la acción se haya realizado desde una posición que tradicionalmente debería ser de sumisión, como la que los jóvenes deben a los ancestros, pero que con la acción se subvierta esa relación de autoridad que tienen los viejos sobre los (relativamente) recién llegados a vivir a este planeta...

Cuando alguien "gritonea" a otra persona, una de las imágenes por evocar para definir la situación y la relación entre quien gritonea (activamente) y quien es gritoneado (pasivamente) es la del perrito Chihuahua que le ladra al enorme perro Gran Danés. Desde una posición de insensatez, con reclamos cuya expresión no se incluye en los derechos de quien se encuentra en posición de subordinación.

Algo similar sucede cuando los pistoleros llegan a reclamar al capo, quien, según sea su humor del momento puede responder con un gesto de desprecio acompañado de una orden que ni siquiera de digne a la verbalización, ya sea para evitar que esa persona vuelva a "gritonear" sobre estas tierras, ya sea para perdonar la vida a tan ínfima creatura.

Quien es gritoneado simplemente se ve reforzado en su posición de autoridad y poder, mientras que quien gritonea sencillamente muestra (una vez más entre las muchas previas y por venir) que con la conjugación activa del verbo manifiesta su desesperación al no poder salir JAMÁS, de su posición de subordinación...ni siquiera con un acto de insubordinación o amotinamiento...