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sábado, 27 de febrero de 2010
Se encuentran en todas partes, aunque no siempre las veamos
Decía mi tía Pita: "¿cómo vas a escribir deshecho sin 'h'? ¡Ni modo que digas deseco!". Por más que mi padre y yo hicimos una alianza para convencerla de que hay dos distintas palabras, una que es "desecho" y tiene que ver con lo que queda de algo que se utilizó, y la otra que es "deshecho" y que refiere a algo que estaba hecho y deja de estarlo.
De tal modo, uno podría quedar "deshecho del cansancio, tanto que llegó a su casa agotado y en calidad de desecho".
Mi tía insistió en que no podría haber un "desecho, sin 'h'" y un "deshecho, con 'h'" y por supuesto que se quedó con la idea de que mi padre y yo sólo estábamos bromeando y queríamos aprovecharnos de su falta de ortografía, aunque nunca le hubiese faltado prosapia...
De maneras que en el español latinoamericano todavía no acabamos de entender, en la pronunciación de las "v" y las "b" no habría gran diferencia entre el verbo "vacilar" y el sustantivo "bacilo".
Nuestra condición de "IM-pronunciantes" de las diferencias entre "s", "c" y "z" nos hace igualmente proclives a no entender tanta insistencia en el orden de estas letras en palabras como "decisión" o como "posición" y tampoco le encontramos mucho sentido a la triple complicación de los "calzoncillos", que para la pronunciación en España representa un reto labio-dental pero en latinoamésica es simplemente la misma "cansión", como escribe Serrat para referirse a lo que se canta en esta parte del continente americano...
¿Para qué tanta complicación ortográfica, si en la vida real no hay que escribir todo lo que se dice? El problema es cuando lo que se dice acaba convirtiéndose en algo escrito y con ella nos delata como alguien de pocas lecturas...
El letrero cuya fotografía presento se encuentra en la Avenida Patria, en los confines de los municipios de Zapopan y Guadalajara. ¿Qué enseñanza derivarían estos fabricantes de desechables de sus cursos de español de la escuela primaria?...
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viernes, 25 de septiembre de 2009
Tá güeno, pues

Vi a un hombre dibujando algunas letras sobre la barda que aparece en la foto.
Le pregunté: "¿qué significa 'ALES'?"
Me respondió: "me equivoqué. Me falta la 'b' de 'hábiles'".
"Ah, entonces también la 'h'", añadí.
"Al principio, sí...se la voy a poner".
Horas después, el anuncio quedó corregido...
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martes, 20 de mayo de 2008
Lo único bueno


Mi suegro devela a mi hijo la verdad y le informa que él es “lo único bueno que ha tenido tu padre”. El nieto interpelado todavía no se da cuenta cabal del significado de lo que otros dicen, pero es probable que comience a darse cuenta de que la inmediata atención de los adultos a su alrededor es una medida de su propia calidad. Yo mismo había ignorado durante décadas el significado de palabras como “lo bueno”, “lo bello”, “lo verdadero” y otra serie de expresiones tan caras a los filósofos que tanto se esfuerzan en llenarlas de significados. Sin embargo, los lectores aficionados no solemos llegar a comprender tanto como los profesionales de la conceptualización quisieran hacernos advertir.
Ante mis amigos filósofos profesionales, sin embargo, sigue viva la discusión acerca de cómo definir lo bello y si la belleza se encuentra en lo ojos del observador o se trata de una cualidad de lo observado. Ignorante de los vericuetos argumentales de ésa y otras disciplinas encargadas de tales discusiones, declaro que de hecho el asunto está ya zanjado pues mi hijo demuestra que se puede ser “objetivamente bello”, independientemente de que yo sea padre del ser que se convierte en la medida universal de la belleza. Por extensión me ha dado en pensar no sólo en que las pobres niñas se enamorarán de mi cachorrito en cuanto empiecen a frecuentarlo en el jardín de niños, pues, según mi “objetivo” razonamiento, es claro que también se puede ser “objetivamente bueno” (como se insinúa en la declaración de mi suegro) y “objetivamente cautivador”.
Mientras los filósofos siguen discutiendo asuntos que el nacimiento de mi hijo ha dejado ya resueltos, son ahora las cuestiones de la vida práctica y cotidiana las que faltan por resolver. Algo que va más allá de la idea de que entre mi esposa y yo acabaremos de pagar la deuda que contrajimos para comprar una casa en la que cupiera nuestro cachorro cuando éste ya casi termine la licenciatura (suponiendo que decida seguir el camino de los títulos universitarios y no repita demasiados grados, en cuyo caso podríamos terminar antes que él). Esas ideas “trascendentes” incluyen la preocupación por el menú matinal, por ver los adelantos cotidianos en estatura y peso pero que no salgan todavía los dientes, la inquietud por la manera en que sus habilidades crecientes se convierten en peligros para él mismo: ¿se caerá cuando comience a girar, gatear, caminar, correr?, ¿se enfermará cuando comience a comer el polvo y la tierra que encuentre y recolecte en su camino?, ¿se golpeará?, ¿sufrirá? Por supuesto que la respuesta a todas esas angustias es siempre afirmativa, pero los padres y madres al menos en teoría intentamos que el grado de las caídas, enfermedades, golpes, sufrimientos, además de los raspones, fracasos, resbalones, no sea impedimento para llegar al próximo descalabro, con todos los pequeños éxitos que habrán de antecederle.
Y además están las otras preguntas que a los padres nos vinculan con los filósofos de otros lugares y momentos: ¿podré vivir hasta que llegue a la escuela primaria?, ¿podré conocer a mis propios nietos?, ¿será mi hijo tan lento como yo fui como para espetarme la injusticia que yo cometí con mis padres al no tener hijos cuando todavía estaban en su juventud?, ¿o será acaso tan egoísta que comience a producir descendencia antes de poderla alimentar, vestir, apreciar y angustiarse terriblemente por ella de modo que sean los abuelos los encargados de acabarse las uñas y el sudor del semblante?, ¿tendré la salud, la energía, el tiempo, las ideas y los ingresos como para hacer de este ser, el más hermoso y bueno del universo, una persona de bien?, ¿se convertirá en un premio Nóbel de alguna disciplina todavía por inventarse?
He ahí el problema de al fin tener algo bueno: hay que pensarle mucho para encontrar las maneras de que ese ser también desee seguir en posesión nuestra sin renunciar a sus aspiraciones y derechos a la autonomía y para perfeccionar lo que ya con sólo verlo sabemos totalmente perfecto e irrepetible. A un grado que nos hace afirmar, con toda la razón y a la vez con todo el olvido de que también en otras latitudes y en otros afectos se genera ese mismo razonamiento, el gusto que nos da el habernos encontrado con el ser humano más perfecto que se haya concebido jamás.
Ha de ser por eso que, como dice mi amigo Alfonso, los padres insistimos en creer que los hijos son muy avispados sólo porque tiemblan cuando tienen frío, sudan cuando tienen calor, lloran cuando tienen hambre, duermen cuando tienen sueño. Qué inteligentes son que logran utilizar los mejores mecanismos, probados ya por millones de humanos, para comunicarse con las generaciones previas para entrenarnos en su supervivencia.
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lunes, 29 de octubre de 2007
Monterrey




Compruebo una vez más que en Guadalajara no se habla del Königsberg mexicano por pura envidia. Monterrey tiene las vialidades que sueñan las autoridades jaliscienses, sólo que bien planeadas y sobre éstas hay puentes peatonales y en varios tramos hasta existen aceras.
Más provincianos y con menos industrias, en Guadalajara quisiéramos presumir de que existen inversiones en movilidad, pero es incluso impactante que en esa zona conurbada sean escasos los baches, que incluso en transporte colectivo se viaje sin sobresaltos por las irregularidades del camino.
Mientras que puede parecer muy natural que en esa ciudad se realice el Forum de las culturas, en Jalisco es casi inconcebible que se vayan a lograr unos juegos panamericanos que sean menos aldeanos que las populares y deslucidas fiestas de octubre. Ya veremos si el alcalde y quienes lo apoyan como Vázquez Raña son capaces siquiera de desatorar el nudo de las "expropiaciones" de la zona del parque Morelos a tiempo para construir y detallar la supuesta villa panamericana.
Algunas las imágenes que pueden apreciarse al viajar a esa ciudad, las que personalmente pude captar gracias a la generosidad de la gente de ATIMAC (Asociación de Traductores e Intérpretes de Monterrey, Asociación Civil: http://www.atimac.org.mx/), por su invitación a su III Simposio Internacional de traducción a fines de octubre de 2007.
lunes, 22 de octubre de 2007
Guadalajara nocturna
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