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miércoles, 14 de junio de 2017

Reflexiones acerca de la necesidad de analizar y ampliar el plan de estudios de la carrera de sociología

Reflexiones acerca de la necesidad de analizar y ampliar el plan de estudios de la carrera de sociología

Cómo hacen falta seminarios en donde podamos explorar con más profundidad la obra y el pensamiento de sociólogxs clásicos y contemporáneos ‪:(
Seminario de Simmel, Scheler, Bourdieu, Luhmann y hasta Casanova...”
Comentario de un estudiante de sociología en Facebook, junio de 2017


Al menos en el último año lectivo, los profesores y estudiantes de la licenciatura en sociología hemos discutido mucho acerca de la propuesta, proveniente de rectoría general de nuestra universidad, en torno a una posible reforma al plan de estudios. Se nos ha informado a los profesores que habrá algunos docentes elegidos para participar en curso y en otras actividades, además del coordinador de carrera y el jefe de departamento. La verdad es que en el último año no hemor recibido invitaciones oficiales para participar en ese proceso de análisis y discusión.
No obstante, desde la academia de metodología propusimos y realizamos un foro (noviembre 2016) en el que discutinmos desde las políticas nacionales en torno a la reforma educativa hasta la lógica y las implicaciones de las propuestas de algunos órganos internacionales y cómo podrían incidir en la posible estandarización de muchas de las asignaturas que se imparten en la carrera de sociología y en otras más de nuestro centro universitario (CUCSH).
Además del mencionado foro de los profesores de la academia de metodología, varios estudiantes organizarfon un foro posterior en el que se hicieron varias propuestas como el contar con curso en los que se lean y discutan textos de autores y autoras (enfatizo el femenino pues ellos propusieron específicamente un curso con autoras de las ciencias sociales), que no sean solamente europeos y estadounidenses. Y se sugirió incluir cursos que podrían ser “de área” geográfica, con textos y problemas provenientes de África, América latina, Asia, en contraste con los habituales y clásicos de Weber, Durkheim y Marx.
Por citar un ejemplo de lo que podría pasar con el plan de estudios de sociología, se nos ha dicho que asignaturas como “Expresión Oral y Escrita”, cuyos docentes somos parte de la mencionada academia, y que se imparte prácticamente en todas las carreras del CUCSH se impartirían de manera similar en todos los cursos. Pero todavía no sabemos qué similitudes se emplearán ni cuáles se proponen.
Fuera de las discusiones mencionadas, en las que estuvo presente el jefe del departamento de sociología (Dr. Igor González Aguirre) y en una de las cuales estuvo también el coordinador de carrera, no hemos puesto manos a la obra para ver la manera de incluir una mayor cantidad de opciones para los estudiantes. Ya sabemos que la cantidad de asignaturas optativas es limitada y que los estudiantes a veces no pueden cursar algunas porque los nombres se repiten, aunque los contenidos y los docentes sean muy diversos. También estamos concientes de que la interacción con estudiantes y profesores de otras carreras es mínima, lo que nos deja con un triste panorama en cuanto a interdisciplinariedad y flexibilidad. No es posible tomar una cantidad amplia de cursos en otras carreras o niveles dentr del mismo centro universitario, de modo que se acrediten a la licenciatura.
El trabajo de campo es casi nulo en la carrera de sociología y ni siquiera se puede pensar en salidas de una tarde o mañana, ni dentro de la ciudad ni en la región. Aun cuando en algunas carreras del centro universitario ello sí es posible (historia, antropología, por ejemplo), en la carrera de sociología estamos más concentrados en los cursos de teoría y de metodología que en ayudar a entender cómo los aportes teóricos y metodológicos tienen que ver con nuestras sociedad, más allá de las aulas.
Mientras esto sucede, la Universidad de Guadalajara está metida en otros debates como el de un posible estacionamiento concesionado en Mexicaltzingo, en si el centro univesitario se cambiará de sede y cuándo, el de si hay transparencia en el gasto, en la posibilidad de establecer nuevas líneas de formación en diversas disciplinas. Mientars que en las ciencias sociales y humanidades estamos estancados en varias discusiones acerca de temas y procesos sociales urgentes que no logramos enganchar con las preocupaciones que deberíamos discutir y plantear en las aulas en las que formamos analistas de nuestra sociedad y de otras sociedades.


De modo que, en el verano de 2017, estamos todavía con la inquietud de que no nos hemos puesto de acuerdo para ver cómo mejorar y ampliar los cursos que se ofrecen a los estudiantes que ya han sido admitidos; pero tampoco hemos logrado saber qué vamos a hacer para promover cursos para los que están por ingresar a la carrera. Tampoco sabemos cómo podríamos aprovechar a los egresados de esta licenciatura, que cumple este año 40 de haberse inaugurado. No sabemos qué hacen los egresados ni cómo podríamos vincular los aprendizajes de los jóvenes estudiantes actuales con la práctica profesional de varias generaciones de egresados. ¿Los aprovechamos como docentes? ¿Sirven los egresados como ejemplo, bueno o malo, de lo que hacen y lo que pueden hacer los profesionales de la sociología?
Cabría plantearse si los docentes estaríamos en posibilidad de interactuar con estudiantes y egresados para ajustar los actuales cursos y sobre todo ampliar la oferta de experiencias de aprendizaje que trascciendan las discusiones dentro del aula. Más seminarios, más foros, más temas, más autores, más flexibilidad de horarios para los cursos, más posibilidades de formación interdisciplinaria y de movilidad estudiantil a otros centros universitarios, a otras universidades nacionales y del extranjero.
Lo que nos hace falta, quizá, es plantearnos si estamos dispuestos, profesores y estudiantes, a dejar que nos impongan un plan de estudios con actividades, lecturas, autores, orientaciones, desde fuera (y desde las organizaciones transnacionales) o si seremos capaces de aprovechar nuestros aprendizajes y experiencias como plataforma para promover aprendizajes m actividades, lecturas, autores,os.
mo plataforma para promover aprendizajes mnacionales) o si seremos capaces de aprovechar nueás allá de los que plantea, en  sus limitados márgenes, el actual plan de estudios.




[1] Profesor de tiempo completo del departamento de sociología. Titular B.

jueves, 27 de octubre de 2016

Estudihambres y pobresores: ¿merecen un tren? Mejor algo que sea más caro…

Estudihambres y pobresores: ¿merecen un tren? Mejor algo que sea más caro…

Mucho se ha discutido acerca de la necesidad de transporte colectivo en la Zona Metroplotana de Guadalajara y de que éste se pueda complementar con adecuados espacios para los traslados peatonales y en bicicleta. Mucho se ha planeado esta metrópoli, al menos desde los años ochenta, argumentando que debe evitarse la contaminación del aire y del agua, la dispersión de la ciudad, la corrupción entre empresas inmobiliarias y constructoras y funcionarios municipales, estatales y hasta agrarios. Millones de automóviles y muchos centenares de miles de pesos han pasado por nuestra ciudad para realizar obras….que poco espacio y recursos han dejado al transporte colectivo, a las zonas peatonales y los transportes no motorizados.
            Cualquiera diría que los planeadores que hemos tenido en los recientes 35 años de existencia de esta metrópoli han sido geniales. Lo malo es que los funcionarios y los encargados de distribuir y aplicar los dineros han sido mucho más necios. Mientras que unos han sido tercos y tenzaces en insistir en que el automóvil no es la solución a los problemas viales, sino que de hecho, es la base de éstos, los otros han pensado a la industria automotriz y los gastos en infraestructura vial como la salvación de sus bolsillos personales y de su camarilla.
            Los lemas recientes en torno a las rezagadas obras de un tren en Guadalajara resulta irónicos: “después de veinte años, al fin un tren en Guadalajara”. En realidad, son quizá unos cincuenta años de retraso, pues desde los años sesenta y setenta, en que se privilegió al automóvil en la zona metropolitana de Guadalajara, y tan sólo  pequeños periodos excepcionales en que se construyó la primera y luego la segunda líneas del tren ligero, el transporte colectivo es visto, tanto por funcionarios como por usuariosoncesionar y empresarios del transporte en “camión”, como un servicio para pobres. Y por ello se adquieren unidades de reciclaje, e incluso al inicio de las obras del trenligiero utilizamos trolebuses que ya habían cubierto varios cientos de miles de millas en la airosa Chicago.
            Quienes no han salido airosos han sido los tapatíos: trransportarse en el tren ligero o en el autobús es percibido como una opción para pobres. Si no tienes dinero ni para automóvil particular ni para taxi, quizá no tengas más remedio que ir a esperar durante horas a que pase una unidad de la ruta que te puede acercar a tu destino, amontonarse y restregarse contra otros pasajeros que también forman parte del infelizaje tapatío (y a veces algún inocente turista que proviene de alguna ciudad en donde el transporte colectivo es también para la gente con posibilidades económicas). Sólo es peor que el transporte colectivo el transportarse en bicicleta o en triciclo: son los albañiles, los jardineros, los que se dedican a reciclar cartón, papel periódico y plásticos quienes se ven obligados a recurrir a estos vehículos de pedal a falta de opciones o de rutas de transporte consideradas para pobres.
            Y mientras que en otras ciudades de otros países los universitarios, incluidos trabajadores aministrativos, de servicios, estudiantes y profesores, utilizan el transporte colectivo, caminan o pedalean a sus planteles, en Guadalajara las mismas instituciones de educación se dedican a promover la aspiración de comprar y utilizar diariamente un automóvil personal. No sólo resulta vergonzoso llegar a pie o apearse en una de las muy mal diseñadas paradas (que ni a estaciones llegan) de camión en esta metrópoli, sino que nadie quisiera repetir la experiencia, si no fuera porque hay que ir a la escuela o a trabajar y luego de regreso a casa.
            Ni las instituciones de educación superior, públicas o privadas, ni la secretaría de educación en Jalisco, cuentan en sus planteles, de manera sistemática, con estaciones de autobuses, ciclopuertos, espacios para desembarco de pasajeros desde el transporte colctivo. En esa lógica, no es de extrañar que las escuelas, la propia secretaría de educación, las universidades (que son decenas en la zona metropolitana) no cuenten con estaciones de tren ni de autobús frente a sus instalaciones, mucho menos dentro de ellas. Y lo que sí se promuve es que haya “estacionamientos exclusivos” para maestros o directivos cerca o incluso dentro de los terrenos de las escuelas, de todos los niveles. Miles de automóviles ocupan miles de metros cuadrados en los terrenos de las escuelas, desde pre-escolar hasta posgrados, como si en vez de formar estudiantes y promover el diálogo crítico y el conocimiento, esas instituciones se dedicaran a formar conductores de automóviles, promover la venta, lavado, reparación y gastos de dinero y espacio (dentro y en las calles de los alrededores de los planteles) en el transporte individual.
            Dilapidar el dinero en unidades de transporte motorizadas particulares, combustibles, obras viales, estacionamientos y además desperdiciar espacios que podrían servir para construir bibliotecas, áreas verdes, gimnasios, estaciones para transporte colectivo, es la marca de esta fatigada y dispersa metrópoli tapatía.
            El hecho de que se solicite, gestione, EXIJA una línea de tren y unas rutas de autobús, además de protecciones para peatones y ciclistas que se trasladan a las escuelas se ve como un capricho de quienes son pobres y “no quieren” comprarse un carro o son flojos para manejar. Se ve como indigno que los actuales y los futuros profesionistas se trasladen apiñados en un transporte que está dotado de unidades inseguras, obsoletas, ruidosas, contaminantes… precisamente porque están pensadas para transportar pobres que no pueden pagar para adquirir mjores y más dignas formas de transporte, individual o colectivo.
            ¿Han exigido los directivos de las universidades que haya transporte colectivo digno hacia estas instituciones? ¿Qué grupos de estudiantes y de profesores estarían en posibilidad  de hacerse oir y de exigir que existen estaciones y líneas de tren para uso de los universitarios? ¿Por qué la Universidad de Guadalajara, por medio de sus funcionarios y sus representantes sindicales y estudiantiles no ha hecho gestiones para que existan estaciones de tren y de otros transporte colectivos cerca o frente a sus instalaciones? ¿Qué se ha hecho, por citar un ejemplo entre varios posibles en esta metrópoli, en torno a los centros universitarios de Los Belenes, Zapopan, para que se extiendan las líneas 1 y 3 del tren ligero para atender a sus estudiantes, trabajadores académicos, administrativos y de servicios? ¿Dónde están los líderes sindicals y estudiantiles? ¿Estarán ocupados en los estacionamientos, dedicados a ser los “viene-viene” de otros? ¿O quizá estarán en las distribuidoras de automóviles particulares comprando el sueño que al fin cristaliza sus aspiraciones de ser parte de los conductores atascados en el contaminante, ruidoso y extenuante tráfico cotidiano de esta ciudad?

¿Qué pasa con la capacidad de gestión de las universidades y de la secretaría de educación en Jalisco que no han sido capaces de asegurar que existan líneas y estaciones que sirvan a los planteles de todos los niveles de educación? Quizá los estudihambres y los pobresores no merezcan una serie de estaciones y el acceso a diversas líneas de tren ligero, porque son demasiado baratas en el largo plazo. Y lo que la industria automotriz, Petróleos Mexicanos y los funcionarios de Jalisco necesitan es que los actuales y los futuros profesionistas gasten su dinero ahora y aspiren a gastarlo más adelante, durante décadas por venir, en algo que será más caro para la metrópoli y que representará más ganancias para quien se dedica a promover los embotellamientos y la contaminación ambiental.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Los Belenes, Zapopan. Un ampliado centro universitario en lento y aletargado desarrollo. Marzo de 2016.

Los Belenes, Zapopan. Un ampliado centro universitario en lento y aletargado desarrollo. Marzo de 2016.

Impresiona en el nuevo centro universitario, que se dedicará a la formación y a las discusiones de las ciencias sociales y las humanidades, el hecho de que su construcción se haya retrasado durante al menos dos lustros. 

Los funcionarios de la universidad pública de la que este centro universitario formará parte anuncian cada tantos meses que pronto se culminará su construcción y que pronto se trasladarán los habitantes, las funciones, los libros, los muebles a las nuevas instalaciones. Cada tanto dejan de anunciar las fechas previstas y callan el hecho de que las mudanzas se han postergado. No se dan avisos formales a los estudiantes ni a los trabajadores de la institución educativa más importante de Jalisco. Ni se desmienten los pronósticos de una pronta y renovada vida, con todo y tecnologías, espacios, recursos, actividades, instalaciones, nutriciones, accesos, felicidades, certidumbres, rendimientos, seguridades y competitividades.

Para llegar, en marzo de 2016, es necesario acercarse en vehículo de motor: uno colectivo con trajines a jaloneos o uno alquilado con incertidumbres marcadas por los conflictos entre distintos proveedores del servicio de traslado en coches de alquiler. O quizá en un vehículo de mantenimiento de parte de quien lo tripula y lo utiliza para llegar al suburbano “centro universitario” en ciernes. Pocos espacios, con escasas probabilidades de supervivencia o de conservar la integridad física, sirven de apoyo para el traslado de peatones, ciclistas o motociclistas. Incluso quienes se apean del vehículo motorizado tienen escasos metros cuadrados para el traslado a las instalaciones en silla de ruedas, con apoyo de un bastón o de sus propias extremidades.
Impresiona en el centro universitario en ciernes que se anuncie que pronto estará terminado, aunque no será en poco tiempo que este centro será accesible. 

Las avenidas que antes conducían a este centro-suburbano y que, en un futuro que se ve ahora más lejano que al principio del año 2014, están bloqueadas las más, mientras que la minoría que permanece abierta están taponadas de vehículos rugientes en su lento transitar. Quien transite por las avenidas Patria, Laureles, Ávila Camacho y Américas requerirá de un largo desvío por calles empedradas para desembocar en la avenida Parres Arias (nombre de personaje universitario). Quien transite por el anillo Periférico Manuel Gómez Morín (nombre de personaje del Partido Acción Nacional) también habrá de realizar algunos giros y varias esperas antes de poder acceder a las instalaciones universitarias que se ubican frente a otras edificaciones universitarias también denominadas “centros”: de ciencias económico-administrativas y cultural universitario.

Apabullantes resultan:
  • ·    La gran multitud de estudiantes que podrá ocupar este espacio, todavía vacío. La razón de que todavía no haya multitud es que no hay vía urbana para que se materialice en ese espacio;
  • ·    El gran espacio disponible, y desaprovechado, para construir aceras junto al periférico y dentro del nuevo centro universitario;
  • ·     La belleza de los diseños que no se han hecho, de las estaciones del transporte colectivo que no se han construido en anticipación a que se utilice este espacio, a pesar de que han transcurrido ya varias fechas en que se anticipaba la inauguración y ocupación de este centro;
  • ·  La gran cantidad de árboles y de metros cuadrados que podrán dedicarse a espacios verdes, cuando al fin comiencen los jardineros a trabajar en el arbolado y diseño de espacios libres de automóviles en este centro universitario;
  • ·    La enorme cantidad de metros cuadrados en las azoteas de los “módulos” (edificios) de este centro sobre los cuales podrán instalarse paneles solares y la gran cantidad de áreas de estacionamiento que podrán combinarse con generadores eólicos de energía eléctrica, para atender las necesidades tecnológicas y de iluminación nocturna de un centro de tal magnitud;
  • ·   El enorme uso que se dará a los miles de libros que hoy se encuentran aislados de la población de estudiantes y profesores y de la población jalisciense, cuando al fin se abran las bibliotecas al público y a la comunidad académica;
  • ·     Lo bien diseñadas que estarán las instalaciones de cafeterías y comedores (cuando al fin se diseñen) y que atenderán a los estudiantes y trabajadores cuando al fin se eche a andar este desolado centro universitario que compite por los recursos que no se le niegan al vecino de enfrente, el centro cultural universitario.



Lo más seguro es que más o menos como para el año 2053 el nuevo CUCSH ya esté dotado de servicios e integrado en esa parte suburbana de la mancha urbana tapatía.


Cabe el contraste con el “Santuario de los Mártires de la Guerra Cristera”, otra de las obras que muestran la modestia de los líderes del estado de Jalisco. Mientras que al santuario que servirá de homenaje a quienes se opusieron al estado laico durante la guerra civil de 1926-1929 en el occidente del país todo mundo le da recursos, en la universidad se les quitan recursos a los centros universitarios, a la atención de los estudiantes y a los sueldos de los trabajadores para encauzarlos al centro cultural que sirve de cotidiano contraste con los vecinos suburbanizados de enfrente, al otro lado del anillo periférico Manuel Gómez Morín.          

martes, 8 de diciembre de 2015

Un problema complejo y retorcido en nuestra aldea


Hace pocos años, algunos diseñadores y analistas de la ciudad y sus procesos comenzaron a utilizar el término “retorcido” (wicked) para describir problemas complejos que escapaban a la posibilidad de soluciones simples. Solucionar uno de sus aspectos suele derivar en que se trastornen los demás de maneras inesperadas. Esta “perversidad” en las reacciones desafía la generación de mecanismos y procesos que van más allá de medidas lineales y parciales.
En pocas palabras, abordar un problema retorcido implica plantear el problema más allá de unos cuantos factores y evitar las visiones reduccionistas que suponen que con controlar, eliminar o modificar unos cuantos factores la solución queda establcida.  Se requiere, principalmente, la reflexión en varios niveles, ámbitos y desde distintas disciplinas y perspectivas. En parte, los problemas retorcidos parecen escapar a las soluciones porque se han convertido en parte de un panorama complejo que parece haber logrado cierta estabilidad con la que muchos de los involucrados (o al menos algunos que sacan provecho de la situación) parecen estar conformes.
En nuestra aldea zapopana-tapatía es notable que las nuevas autoridades que entraron en funciones a finales del 2015 se han encontrado con este tipo d eproblemas, en especial al lidiar con los vendedores ambulantes en el centro de la ciudad. Los gobiernos anteriores le entraron a las dinámicas ya establecidas de corrupción y de beneficio mutuo (en detrimento de la calidad del centro de la ciudad de Guadalajara y otras zonas de atracción de transeúntes-clientes-vendedores-comercio informal). Y este gobierno municipal, cuyo titular aspira a ser gobernador de Jalisco, se ha planteado atacar el problema de raíz.
Aunque personalmente no conozco cuál fue su estrategia decisional, ni la totalidad de los actores involucrados, lo que se les ha planteado es precisamente un problema peor que complejo: es “retorcido” en el sentido de que no esperaban todas las reacciones que se han venido, desde la aprobación de los usuarios de la ciudad, hartos de los vendedores, hasta las protestas de los vendedores informales que han aprovechado para comenzar a organizarse. O al menos a aprovechar las redes sociales reales (aunque en parte también las virtuales) para comenzar a organizar su opoición a las autoridades del ayuntamiento tapatío.
En el momento en que escribo esto, hay noticia de que se han enfrentado los vendedores con la policía, de que los vendedores comienzan a organizarse y a recurrir a las leyes, de que el ayuntamiento planea desalojar a los vendedores de varias zonas históricamente caóticas en la ciudad, además del centro histórico. El problema retorcido, encuentran las autoridades tapatías, está más extendido de lo que podría parecer a algún turista que atravesara el centro tapatío. Hay vendedores de todo (desde “chinaderas”, “chuchulucos”, comida chatarra, ropa de factura legal o no, aparatos y accesorios electrónicos, hasta muestras médicas, drogas legales e ilegales) y los hay en casi todos los rumbos de la ciudad y del municipio y es probable que incluso más allá de los límites municipales, para incluir a buena parte de la metrópoli. Hay noticias que ya conocíamos pero que no se difundían: la ciudad es un paraíso para la economía informal y es un caos cuando se le ve desde las aspiraciones de que el espacio público urbano quede relativamente delimitado en sus usos.
El planteamiento anterior lleva a una pregunta que propone ese razonamiento para otra área problemática. Ya sabemos que las ciudades latinoamericanas han seguido, en buena medida, el ejemplo de las ciudades estadounidenses para su dispersión: espacios relativamente especializados, con suburbios-dormitorios y grandes problemas de movilidad urbana. La idea es que la gente llegara rápido a sus lugares de trabajo desde sus lejanas viviendas y que sus hogares estuvieran lejos de las actividades económicas. Lo que ha generado que se expanda el mercado de automóviles particulares, el transporte colectivo y no motorizado sean marginales y que se vendan además muchos bienes raíces en las orillas de las ciudades y muchos combustibles para alimentar a los automóviles particulares que transportarán a los trabajadores-conductores entre sus viviendas y sus trabajos.
La pregunta, en concreto es: ¿de qué manera los académicos de la Universidad de Guadalajara, las autoridades de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se han planteado solucionar el problema retorcido y complejo que representa la creación de centros universitarios que resultan periféricos respecto al centro de la ciudad de Guadalajara? Habría que considerar que, dado el modelo de desarrollo urbano que implica la dispersión de la ciudad de Guadalajara, estos centros universitarios, en concreto los ubicados en la zona de Los Belenes (Zapopan) representan una especie de “suburbio escolar” que se ubica relativamente fuera de la ciudad. Habrá que tomar en cuenta que la población de Zapopan comienza a establecerse fuera del anillo periférico y con ella ha acercado la parte de “dormitorios” de la ciudad a esos confines. Pero no ha acercado los medios de transporte, los servicios, los lugares de trabajo, las infraestructuras adecuadas para el traslado, permanencia y seguridad de los estudiantes, los académicos, los trabajadores universitarios.
Como mencioné en los primeros párrafos, se trata de un problema “retorcido” y complejo que no admitirá una solución simplista como: “al llegar los estudiantes a esos centros universitarios la situación de transporte, servicios, comedores, seguridad, infraestructura, se resolverá gradualmente y por sí sola”. Es evidente que se requerirá de una serie de intervenciones de parte de los involucrados. Intervenciones que van desde consultar a quienes ya se trasladan a esos rumbos de la ciudad, un conocimiento detallado de la accidentalidad, la morbi-mortalidad de la zona en términos de cada uno de los modos de transporte disponibles y potenciales, las infraestructuras que ayudan o estorban a la calidad de vida y a la conservación misma de la vida de los habitantes, transeúntes, usuarios y de la población de los centros universitarios.
El problema retorcido y complejo se planteará pronto también para otro de los centros univesitarios que se propone en la Zona Metropolitana (para que el que se solicita un monto de aproximadamente $500 millones de pesos): el de Tonalá. Cuando aún no se resuelven los problemas de acceso, seguridad, servicios, permanencia, infraestructura en los dos centros universitarios ubicados en la zona de Los Belenes (además de las otras áreas universitarias con negocios del espectáculo en las inmediaciones, entre el centro de Zapopan y la zona de Los Belenes), se plantea generar otra situación que requerirá soluciones que ya muestran un notable rezago para finales del 2015. La evidencia de que esos problemas no se han siquiera planteado adecuadamente, ni se ha generado una ruta crítica de las soluciones que deberán estar ya en operación, es que desde hace al menos un lustro que se plantea el traslado del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades a Los Belenes.  No se han logrado consolidar ni las soluciones y ni siquiera los planes se han dado a conocer a los involucrados. Por alguna razón en inglés se les conoce como “stakeholders”. Los intereses de esos involucrados pueden hacerlos actuar como “agentes”, más que como “sujetos” a las acciones de quienes toman las decisiones en su nombre.
Los universitarios quizá podríamos aprender de las reacciones que han tenido que enfrentar en las últimas semanas las autoridades municipales de Guadalajara. ¿Qué pasará cuando se anuncie que habrá traslado a Los Belenes si no se ha consultado a nuestros stakeholders?



jueves, 24 de septiembre de 2015

Pecar es humano: plagios, niñeras y autos alemanes

Pecar es humano: plagios, niñeras y autos alemanes

Este 2015 nos hemos topado con tres noticias que nos hablan del mismo tema y que han cristalizado en escándalos en tres distintos ámbitos: el de la academia, la alcoba y la bolsa de valores. Al menos dos de ellos tienen importantes repercusiones internacionales y salen del ámbito en que se produjeron.
El primero de ellos es el caso de una denuncia de plagio desde una universidad estadounidense en contra de un acaémico chileno que decía trabajar y escribir en una universidad mexicana. La demanda hacía del conocimiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en México que ese hombre que trabajaba como académico en la Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo había publicado como suyos textos que habían sido escritos por investigadores reales que habían hurgado en archivos y generado sus propios análisis. Semanas más tarde se descubrieron otros dos casos muy similares, en el Colegio de San Luis y en el Colegio de la Frontera Norte.
¿Académicos que se roban textos de otros y los publican con su nombre? Eso no puede ser, si partimos del supuesto de que ningún científico que se respete puede faltar a la verdad. Pero al menos en esos tres casos en el ámbito académico mexicano nos hablan de que el supuesto del apego a la verdad no está tan bien fundamentado como pensábamos.
El segundo caso es el de una universitaria que estudiaba pedagogía y se dedicaba a cuidar a niños de celebridades. Al menos así creían las mamás de esos niños, pues resulta que además daba ciertos cuidados a los papás de esos niños. Cuando se descubrió una excesiva familiaridad de la niñera con uno de los papás, salieron a flote otras noticias y nos enteramos del caso como parte de una serie de relaciones de la niñera con otros padres célebres. El caso no ha tenido, al menos hasta ahora, mucha repercusión intrernacional y se ha concentrado sobre todo en sucesos en California, el ámbito doméstico y, suponemos en el de las actividades realizadas en el lecho y con escasa ropa. ¿Niñeras que se acuestan con los maridos ajenos? Tampoco podría suceder, si ella sólo cuida a los niños, no se encarga de colsolar a los papás. ¿Sería posible?
            El tercer caso es de los once millones de motores dísel que daban indicaciones de emisión de gases que eran hasta cuarenta veces inferiores a las reales. El descubrimiento lo hizo un par de jóvenes interesados en medir esas emisiones, al comparar sus datos con los datos oficiales de automóviles de la fábrica de VW. El hecho de que arrojaran mediciones de cuarenta veces más contaminantes que los instrumentos habituales para “certificar” esa emisiones desató un escándalo no sólo en los mercados de automóviles, sino en la bolsa de valores en donde la VW perdió, en dos días, el 30% del precio de sus acciones. ¿Fabricantes de automóviles que inventen maneras de que los indicadores de contaminación resulten más bajos ante los sistemas habituales de medir los gases? ¿Habría alguno que lo hiciera?

Cogí lo que no era mío
Eso de que a los humanos los agarren sin calzones a veces no les deja más opción que hablar “a calzón quitado” (pues de una vez, ya que estamos así). Así que de los tres ámbitos nos han llegado algunas declaraciones de los involucrados. No todos los involucrados, claro, pues algunos académicos o funcionarios que fueron parte del ocultamiento de los casos de plagio no han dicho “esta boca es mía”, mientras que las parejas legales y legítimas de los que tuvieron affaires con la niñera han preferido guardarse sus maldiciones para ámbitos más privados y no proferirlas ante los representantes de los medios de comunicación. En especial porque los periodistas suelen tener fama de chismosos y luego van y cuentan de lo que se enteran. La más sincera de las declaraciones vino de uno de los altos ejecutivos de la Volkswagen (compañía que, por cierto, abarca también a marcas como Audi y Porsche): “la cagamos”, admitió.
En los tres casos, asociados con el tema de la honestidad, encontramos que no hay tanto una preocupación por lo que se hizo, sino que la vergüenza es sobre todo por haber sido pillados figuradamente “sin calzones”. Lo que les duele no es haber hecho lo que hicieron. Lo que sienten es que los atraparan.
Tanto los plagiarios de textos que cobraban como si las publicaciones estuvieran asociadas con un hecho de indagación y escritura de parte de ellos, como la niñera y los padres de los niños que ésta debía cuidar, así como los ejecutivos del conglomerado automotriz no tuvieron más remedio que decir: “oops (I did it again)” o simplemente exclamar “Scheisse!” Los agarraron con las manos en el texto ajeno, o en los atributos de persona con la que no existía un contrato matrimonial, o en un segmento del mercado automotriz que no hubieran conseguido de haber eclarado qué tan contaminantes eran sus motores dísel.

Pecar es humano y se siente divino
Ya sabemos que no es la primera vez que sucede. Los humanos han heco cosas que se les prohíbe desde la primera vez que se les prohibió algo. Recordemos a nuestros supuestoa ancestros con la jugosa, suculenta, brillante manzana. Y es que el diablo suele disfrazarse de tantas cosas y ofrecernos tantas tentaciones apetitosas para apropiarse de nuestras almas mortales. Ya lo vimos en la película aquella en que el diablo se pone el cuerpo, las curvas, la sensualidad y la sonrisa de Elizabeth Hurley para tratar de robarse el alma de un jovencito atolondrado y enamorado.
La misma Volkswagen está asociado con otro caso mucho más antiguo. Quienes han escuchado de la Volkswagenwerkstiftung probablemente sepan que no se trata de una fundación con dineros que esa fábrica aporte a la investigación en este momento, sino de una compensación por los salarios que no se pagaron a los Zwangsarbeiter (trabajadores forzados) de la época del nazismo. Como esa marca, fundada por Adolfo Hitler se benefició del trabajo no pagado, después de la guerra, cuando la fábrica de Wolsburg quedó en manos del ejército inglés, se constituyó un fondo para promover la investigación ya que no se les podía pagar ya a los trabajadores ni a sus poco probables descendientes.
Del plagio de textos a veces nos enteramos, quienes somos profesores en alguna institución académica, en los pasillos, entre cuchicheos: “fulano se robó mi escrito” o “yo conseguí esa información y escribí el reporte, pero tal profesor con más o menos prestigio o más o menos edad lo publicó sin darme el crédito”. El plagio se ha dado a veces hasta a sabiendas de quien es plagiado. No todos denuncian. Ni todos los casos salen a la luz pública.
Trucar los motores para que arrojen mediciones distintas de las reales tampoco es una novedad. Se hace para venderlos más o para que corran mno es que no tenga culpas, sino que dras sin dañar a la adxinar sobre sus propias culpas y pecados. Sin embargo, segs mtras almaás rápido, o para que compiatne ne segmentos que son superiores o inferiores a sus verdaderas características.
La verdad es que la verdad no es tan neta como pensábamos. A veces se le añade algún peso bruto, con la esperanza de que no haga más que peso muerto y no haga daño. Pero el caso es que a veces sí lo hace. Y añade pesadumbres a los que pecan, pero todavía más para aquellos contra los que se cometió el pecado.
Que todos los humanos pecan lo señala aquel pasaje que no siempre cuenta la anécdota que lo remata. Cuenta un texto, difundido en varios idiomas, que la adúltera se salvó de ser dilapidada porque Jesús increpó a quienes tenían intención de apedrearla: “el que esté libre de culpa, que lnce la primera piedra”. Según ese texto, ya nadie se atrevió a lanzarle alguna roca, ni siquiera un guijarro, al reflexinar sobre sus propias culpas y pecados. Sin embargo, según cuenta la anécdota popular, después de que casi todos soltaron sus piedras sin dañar a la adútera, ésta recibió una pedrada. Volteó Jesús y preguntó, sorprendido e indignado: “¿acaso tú nunca has pecado?, ¿Por qué la apedreas?”. A lo que contestó el que lanzó la piedra: “no es que no tenga culpas, sino que es mi esposa y la verdad es que sí siento gacho”.
Mientras que unos sienten que el placer deivado del pecado es divino, hay otros que sienten que el sufrimiento derivado del pecado ajeno los lleva a las profundidades del infierno. Y ya que hablábamos del averno y de la personificación de Elizabeth Hurley como Satanás, habrá quien recuerde que a esta bella actriz con la que más de alguno pecaría si se le presentara la ocasión (vaya o no a cuidar niños a su casa) hubo de sufrir otra cornamenta de parte de Hugh Grant. Literalmente, al pobre Hugh lo pillaron al menos con los calzones abajo y en boca de una mujer que no tenía la belleza de su pareja pero que llevaba el nombre de Divine. En plena actividad de sexo oral, no nos queda duda de que Hugh no sabía si quejarse por la interrupción o lamentarse por haber sido señalado.
¿Quién es perjudicado por el plagio de un texto, o por aprovecharse de los regalos divinos de un cuerpo que después se comerán los gusanos, o por vender automóviles que contaminan “un poquito” más de lo que señalan los medidores de gases emitidos? ¿Qué tanto es tantito? ¿Por qué tanta indignación? ¿Acaso porque eres quiien escribió el texto y te da coraje que otro reciba las becas, apoyos académicos y dinero para asistir a los congresos en vez de que seas tú? ¿Acaso porque en vez de disfrutar de sexo oral (o telefónico o como sea) con la pareja legítima hay quien acude a su corazón de mesón y da hospedaje a algún otro inquilino urgido de acogida? ¿Acaso es doloroso porque eres un ecologista que se decía consciente de la necesidad de no ensuciar tanto el medio ambient y descubres que lo ensucias tanto más?

Echarle la culpa al otro
En muchas ocasiones, el meollo del asunto no está en descubrir quién la hizo, sino quién la pague. Habrá quien alegue, en descarga de la negritud de su alma, tinta, intenciones o del aire urbano, que en realidad no quería hacerlo. Sino que se vio obligado por las circunstancias. Así:
- Es que me exigen que publique mucho, pero no me dan tiempo para investigar porque me obligan a demasiadas horas de docencia y traslado;
- Es que no me atiendes, por más que te pido que sea de un modo, siempre lo hacemos a tu manera;
- Es que las agencias de protección del ambiente exigen que cumpla con ciertos criterios de calidad de gases, pero el mercado me exige que tenga listo el producto.

Los implicados en estos tres ámbitos, bien podrían declarar: Es war nicht unsere Schuld (no fue nuestra culpa). Si cogí lo ajeno fue por necesidad ante las exigencias de otros. Norbert Elias las denomina Fremdzwänge, es decir, las obligaciones que vienen de otras personas y señala que cualquier persona que tenga una relación con otra o que dependa de otros se enfrenta a estas obligaciones. Por eso pagamos “impuestos” (como su nombre lo indica), que representan contribuciones para la provisión de bienes y servicios que nos benefician a todos. Eso aunque sepamos que a unos los benefician más que a nosotros.

La pregunta que cabría plantear es si, por el hecho de estar obligados “desde fuera” a hacer algo que nos resulta tan difícil, pesado, desagradable, desgastante y que además nos evita determinados placeres como la altura de la gloria en los congresos académicos, las profundidades de la relación sexual o afectiva, la posición privilegiada entre los fabricantes de determinados productos, ¿estamos justificados a adulterar nuestros productos (sean textos o autos) o nuestras relaciones (con nuestra pareja o nuestros amigos o colegas)? ¿Qué tan racional en el largo plazo es la búsqueda del placer a corto plazo? No siempre podemos anticipar las consecuencias, ni si nos van a atrapar en la mentira, pero lo que nos enseñan estas noticias es que hay quien sí anticipa las ventajas que le ve a hacer una trampa, grande o pequeña, de millones de autos, o de algunos miles de páginas o de unos cuantos minutos de placer carnal. ¿Hay garantías para evitar las chapucerías propias o ajenas?
A veces confiamos más en los otros que en nosotros mismos, precisamente porque no sabemos si ellos serían capaces de sentir con tanta enjundia nuestras pasiones, nuestros deseos desatados, nuestras atracciones, nuestros proyectos. Lo que sí sabemos es que en algunos casos sí pecaríamos. Lo bueno es que el arca abierta (o las piernas, o los tubos de escape, o las computadoras) no siempre se nos presenta a los más justos. Porque, puestos en la situación de pecar, habrá quien se pregunte no si puede hacer o no determinado ilícito, sino cuál es la probabilidad de que lo pillen y señalen como perpetrador de ese acto. Una vez pillados, entre las consecuencias se encuentran que se pierda el amor/afecto/favores/recursos de los demás. Pero también se encuentra la posibilidad de que los otros pierdan la confianza en nosotros y en nuestras acciones. Lo que nos pone también en la duda: ¿y si los demás son tan tramposos, pecadores, adúlteros, mentidos como yo? ¿Se ajustan ellos a las promesas verbales, a las leyes, a las amenazas de castigo, a las probabilidades de ser descubirtos?


La próxima vez que el académico plagiario saque a pasear a la niñera (sin niños, claro) en su auto alemán comprado con el dinero de sus bonos por productividad, antes de llamarse a robado por una jovencita que lo esquilma (cuando es él quien saca sex-appeal de la cartera) y por un fabricante de motores dísel que son menos eficientes y limpios de lo que dicen ser, quizá deba recordar la frase de “pensar azul” y hacer una revisión de conciencia: mientras él se robaba los textos ajenos pensando en los billetes verdes, ella quizá simplemente pensaba en cómo concretar el mandato de “la que quiera azul celeste que se acueste”.