lunes, 26 de marzo de 2012

El SUDA-POQUITO, ¿reflejo de la reforma universitaria por venir?

Casi un año después del anuncio verbal de la desaparición del Departamento de Estudios de la Cultura Regional, algunos universitarios seguimos como el monito de Manuel Falcón que esperaba el dictamen relacionado con las explosiones del 22 de abril de 1992. La camiseta del buen hombre llevaba la leyenda "aquí tienen a su baboso". Aparentemente es así como los funcionarios del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara consideran a su personal académico y administrativo y a sus estudiantes: aquí nos tienen todavía a la espera del "plan" de re-estructuración del CUCSH. El plan sigue siendo tan secreto que sólo se encuentra en la parte de adentro de los cráneos de unos cuantos funcionarios que no han logrado expresarlo en palabras, ni de manera oral ni escrita.

¿Ya mero? Es la pregunta que nos hacemos quienes desearíamos que los asuntos pendientes del mencionado departamento se resolvieran en vez de enterrarlos en el olvido. Algunos podemos imaginar las carcajadas que les causan a algunos funcionarios nuestras solicitudes de que se atiendan esos asuntos y cuando hemos solicitado que nos hagan llegar el “plan” por escrito. La única respuesta ha sido el hermetismo de algunos funcionarios, en especial de un rector que se dice experto en comunicación.

A falta de respuesta a mis solicitudes expresas de información y a mis propuestas para la solución de algunas aristas del trabajo académico asociado con el mencionado departamento pero también con la vida académica de nuestra localidad, en otro momento he propuesto el nombre de “PENDE-PLAN” (http://lrmoranquiroz.blogspot.mx/2011/09/el-pende-plan-de-ciencias-sociales-y.html) para un plan que hasta el momento nunca se ha hecho explícito ante los directamente afectados. Tras un año de hermetismo del rector de ciencias sociales, algunos miembros de la “comunidad universitaria” hemos logrado encontrar algunas regularidades en otros centros de la Universidad de Guadalajara en cuanto a rechazar las solicitudes de apoyo o siquiera de información. Por tal motivo, propongo ahora, a falta de un nombre oficial para un plan secreto y no escrito, compartido tan sólo por unos pocos funcionarios obsesionados por acabar con la crítica de parte de quienes trabajan y estudian en la universidad, las siglas de SUDA-POQUITO (“Supresión Universal del Diálogo y la Academia-Plan Organizacional para Quitar de las Universidades a los Intelectuales, los Talentos y los Obcecados”) para hacer referencia a algo que sigue sin documentar.

El SUDA-POQUITO refleja las intenciones de algunos funcionarios que consideran que el personal académico y administrativo les estorba para sus fines o, al menos, para sus comodidades. Resulta que para algunos funcionarios, tanto los estudiantes como los profesores y como el personal de apoyo administrativo son un estorbo y algunos de esos estudiantes y profesores creen que los funcionarios deberían TRABAJAR en bien de la universidad y de los estudiantes. Así que han establecido un plan que complementa aquel de establecer y luego nulificar los departamentos (el PENDE-PLAN) y que consiste en quitar los estorbos de su vida cotidiana. Los tres estorbos principales se aluden en las siglas:

Intelectuales: son aquellos pensadores que requieren un sueldo para dar cursos, para escribir libros, para realizar investigación. Tienen la intención de ser tan molestos para los funcionarios que llegan incluso a solicitar espacios en los edificios e instalaciones universitarias: cubículos, aulas, laboratorios, auditorios, estacionamientos (para autos o para bicicletas). A veces tienen el atrevimiento de solicitar apoyos pecuniarios para ir a otros lugares a recabar información, o a presentar avances de sus investigaciones en congresos y cursos fuera de su centro universitario. Algunos hasta piden dinero para comprar reactivos de laboratorio, conseguir equipos para distintas mediciones y registros, para publicar e imprimir sus hallazgos o para tener los reportes de otros intelectuales en las bibliotecas (que también requieren espacio y personal);

Talentos: son aquellos intelectuales capaces de generar ideas novedosas, de aglutinar a estudiantes, de formar “escuela” en torno a ellos, de proponer cambios y de hacer críticas a los procesos rutinarios y a los procesos a largo plazo. Constituyen una molestia para los funcionarios porque algunos talentos proponen una cosa y otros talentos proponen la contraria o algo similar pero diferente;

Obcecados: a diferencia de algunos intelectuales y talentos que se hartan de que la vida académica no opere como ellos quisieran y que acaban migrando a otras instituciones académicas o a empresas en donde sí atiendan sus demandas y sus aspiraciones intelectuales y materiales, los obcecados, que son bastante numerosos en las universidades, son quienes siguen tercos, tenaces y necios en sus trabajo y asisten con regularidad a sus cursos, se obstinan en solicitar aulas y otros espacios, en asesorar estudiantes y hablar con ellos, haciéndolos subversivos y hasta críticos de su propia formación.

De tal modo, se entiende que el plan secreto y no escrito de algunos funcionarios, esté ligado con algunas de las propuestas de reforma universitaria. Algunos de los funcionarios que no conocen cuáles son las funciones sustantivas de la universidad (docencia, investigación, vinculación y difusión) quieren aprovechar la coyuntura de la “reforma” para suprimir el diálogo con el personal académico y administrativo y con los estudiantes pues todos constituyen, en su visión, una bola de latosos y molestos exigentes que siempre están equivocados en sus críticas. De tal modo, sin mucha formación en la argumentación, la crítica, la persuasión, la escritura o la comunicación, esos funcionarios optan por descalificar al “enemigo” y tacharlo de criminal por ser tan latoso y obcecado. El SUDA-POQUITO refleja, de algún modo, una propuesta de reforma universitaria que se esfuerza por evitar el diálogo (o simularlo, reuniendo a algunos cuantos académicos y estudiantes a discutir para luego decir que los planes propuestos por los funcionarios son los que se derivan de esas “consultas” a las bases). Y además de evitar el diálogo, propone tareas que no necesarimente son académicas, como el llenado de formatos, la utilización del tiempo de los académicos en recolectar documentos conteniendo información que la universidad ya tiene, para llevarlos a otra dependencia de la misma universidad que hace lo posible por negar que tenga esa información a menos que la lleven los académicos en original y varias copias. El SUDA-POQUITO está asociado no sólo con prácticas de desconfianza y control de los académicos y administrativos, sino también de los estudiantes, lo que multiplica los exámenes, las “constancias”, los diplomas y premia a quien más documentos logre recabar en menos tiempo, y castiga a quien muestre más habilidades, a quien tenga más iniciativas y, sobre todo, a quien haga más solicitudes de apoyo para realizar las funciones sustantivas de la universidad.

Luis Rodolfo Morán Quiroz