jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Y ahora dónde diablos dejo esta cosa? Los congestionamientos navideños y el problema de estacionamiento en la metrópoli tapatía



¿Y ahora dónde diablos dejo esta cosa?
Peor de lo que fueron en el 2011, serán en 2012 las largas filas de automóviles de todas las edades y tamaños en avenidas como Alcalde, Juárez, Mariano Otero, López Mateos, Periférico, Laureles, Lázaro Cárdenas, Federalismo. Si ya en años y épocas anteriores a las compras navideñas del 2012 has tenido la sensación de que no tienes en dónde dejar tu vehículo y quisieras salir lo más pronto posible de un embotellamiento, para luego darte cuenta de que sales de una aglomeración para entrar en otra, este año la cosa pinta aun peor.
En Jalisco, el número de vehículos se ha multiplicado casi por ocho siete en las últimas tres décadas. Mientras que en 1980 el número de vehículos alcanzaba casi los 350,000 para el 2011 la cifra era muy cercana a los tres millones (2’864,594). Cabe resaltar que en ese mismo periodo el número de camiones de pasajeros aumentó apenas de 4,500 a 13,767, mientras que los vehículos particulares aumentaron de ser poco más de 200,000 a 1’680,336. En 1980 la población del estado era de 4.4 millones, mientras que en 2010 llegó a los 7.3 millones. Hace tres décadas existía un vehículo de motor por cada 12 personas; en 2011 había aproximadamente un automóvil por cada 2.5 habitantes (en otras cifras: por cada cinco personas hay dos vehículos de motor). En aquel año había un camión de pasajeros por cada mil habitantes (un camión por cada 977 habitantes, para ser más exactos), lo que equivalía a un camión por cada 44.4 vehículos particulares, para el año 2011 había un camión de pasajeros por cada 534 habitantes y 208 vehículos particulares por cada camión.
En otras palabras y cifras, esta apuesta que hemos hecho los jaliscienses por la autonomía y libertad ha significado que sacrifiquemos no sólo la eficiencia que ofrecería tener un mejor transporte público sino también la calidad del aire y del uso de nuestro tiempo, pues cada camión que ha entrado a la circulación en esas tres décadas han entrado a las calles cinco vehículos particulares. Buena parte de los jaliscienses, en especial en la Zona Metropolitana de Guadalajara y en lugares y momentos álgidos, desperdicia su vida en los embotellamientos de esta ciudad. Los embotellamientos de la metrópoli jalisciense se derivan de un exceso de automóviles y de un exceso relativo en el uso de estos mismos, pues muchos de los automovilistas los utilizan para viajes de pocos minutos en distancias cortas en vez de caminar o utilizar el transporte público. La contradictoria queja de que el transporte público es ineficiente y caro y de que el automóvil particular puede ser la solución para evitar los embotellamientos en realidad acaba por complicar la circulación de las unidades del transporte público, haciéndolas ineficientes y también por generar más embotellamientos de autos particulares que más que darnos libertad nos constriñen a sus confines mientras no podamos escapar de los embotellamientos.
Y ya que sales con tu carrito, en medio de esta enorme cantidad de vehículos de motor, ¿qué tan rápido es posible que te muevas? ¿Cuántas veces debes esperar a que cambie el mismo semáforo para que al fin puedas pasar determinado crucero? Y ya que estás cerca de tu destino, ¿qué tan fácil es estacionar el vehículo en el que te transportas? ¿Con cuántas personas viajas?
Según Donald Shoup (The High Cost of Free Parking, 2011), la decisión de que cada vehículo sea ocupado únicamente por el chofer está relacionada con el hecho de que existan varios lugares de estacionamiento distribuidos en la misma ciudad para un solo vehículo y que además se pueda estacionar ese vehículo sin que le cueste al automovilista. Según demuestra Shoup, el costo de ese estacionamiento “gratuito” lo pagamos todos los habitantes de la ciudad al tener calles más congestionadas, al tener vehículos que van ocupados apenas en un 20% de su capacidad y en costos indirectos como el precio del terreno que se ocupa en calles y estacionamientos y en contaminación, tensiones y accidentes.
A partir de las premisas expuestas hasta aquí, propongo algunas medidas para que en esta época decembrina te sea menos pesado el transitar por la ciudad. Además del evidente consejo de no utilizar el automóvil si la distancia entre tus puntos de origen y destino se puede cubrir a pie o en transporte público, añado algunos matices.

Si eres automovilista.-
  1. No creas que eres el dueño de la calle en la que estacionas tu vehículo diariamente frente a tu casa. ¿Qué pasaría si los demás habitantes de la ciudad tampoco te dejan transitar por su calle ni estacionar en el pedazo de calle que queda frente a su casa, asumiendo que no tapes sus cocheras?
  2. Considera que en estas épocas de compras son muchos otros los que saldrán a llevar el dinero de sus aguinaldos a las tiendas departamentales para salir con algún regalo para sus parientes, amigos y compañeros de trabajo. Así que trata de no desesperar por la gran cantidad de automóviles y evita las confrontaciones e incluso evita los horarios de mayor concentración de vehículos en las calles y plazas comerciales;
  3. Ve a comprar acompañado de tus parientes o amigos, en el mismo vehículo. En vez de que vayas sola o solo y ocupes un lugar en el estacionamiento para un vehículo ocupado por una sola persona, evita que tus amigos llenen el estacionamiento antes de que tú llegues y organízate con ellos para hacer juntos el viaje a las tiendas. Además, si hay que pagar el estacionamiento además de la gasolina, será un gasto compartido en vez de que el desembolso sólo recaiga sobre ti;
  4. Además de aprovechar los horarios en que hay pocos vehículos, realiza tus viajes a centros comerciales relativamente cercanos, en vez de atravesar la ciudad sólo para ir a una plaza cuyo estacionamiento estará repleto y además por calles cada vez más atestadas.

Si eres usuario del transporte público.-
  1. Recuerda que también los autobuses participan en los embotellamientos y que también habrá demoras y el interior de los camiones de pasajeros estará más atestado que de costumbre;
  2. Planea tus viajes y considera que muchos de los trayectos tomarán más tiempo del habitual pues habrá más vehículos particulares que estorben el paso del camión en el que viajas;
  3. En vez de cargar regalos, averigua si existe un servicio de entrega a domicilio y si no lo hay, procura que los regalos no sean ni demasiado llamativos ni bromosos. Si vas a regalar una computadora o una televisión o algún otro aparato SEGURAMENTE el vendedor puede garantizar la entrega a domicilio en vez de que arriesgues que tus compras se conviertan en regalos para los hogares de ladrones o asaltantes;

Si eres usuario de Internet.-
  1. En vez de pensar en un “promedio” de gasto a tus familiares, deposita en sus cuentas bancarias el monto exacto de lo que quieres regalarles, para que ellos lo administren o para que a su vez tengan dinero para regalar a sus parientes y amigos;
  2. Recuerda que después de las comilonas y tomilonas de diciembre y la navidad viene la cruda cuesta de enero y hay que pagar más impuestos de lo habitual después de haber recibido el aguinaldo. No gastes todo el aguinaldo por Internet antes de saldar tus deudas y anticipar los gastos de enero.

En la zona metropolitana de Guadalajara el diagnóstico es bastante claro: demasiados autos, demasiados choferes solos, pocos vehículos compartidos, muchos viajes superfluos, vehículos demasiado grandes, autobuses demasiado apresurados, aceras demasiado irregulares u obscuras. Todo esto, aunado al afán de hacer compras navideñas, genera que haya más probabilidades de embotellamientos de lo habitual en nuestras calles e incluso dentro de los estacionamientos de las plazas, que estarán atestados.
El tratamiento a corto plazo: está visto que ni a corto ni a largo plazo la solución pueda estar en ampliar las avenidas o prohibir el estacionamiento en ellas. Lo que conviene hacer es asegurarse de que se cobren tarifas más altas para el estacionamiento en las calles y en los estacionamientos, al menos durante la época de compras, para evitar que los espacios se estacionamiento se llenen con los vehículos de la gente que sólo va a pasear a los centros comerciales y tiene poco interés en comprar. Quienes realmente vayan a comprar podrán ir durante horarios más cortos y encontrar lugares desocupados gracias a que (siguiendo el razonamiento de Donald Shoup) el aumento en las tarifas reducirá la demanda del estacionamiento. Los centros comerciales y las calles aledañas a ellos (en especial las avenidas Vallarta, López Mateos, Rafael Sanzio) deberán establecer tarifas de acuerdo a la demanda de estacionamiento (en general, elevarlas, para que acudan menos automóviles, ocupados con más pasajeros), a la vez que establecer programas, de parte de las autoridades estatales y municipales, que promuevan que lleguen varios ocupantes por vehículo y evitar la llegada de choferes solos a los estacionamientos.
Convendrá combinar estas medidas con la promoción de la llegada a plazas comerciales y cívicas en bicicleta, transporte público, en taxis y a pie. En esta época, el cerrar calles para el tránsito peatonal y de ciclistas asegura que los automovilistas se estacionen una sola vez por cada recorrido, en vez de ir de un punto a otro de la ciudad en sus vehículos para realizar compras. Habrá que combinar el uso racional del vehículo, de las calles y de los estacionamientos y plazas, con la posibilidad de hacer regalos vía Internet.
El pronóstico en esta zona metropolitana: fatal. A menos que hagamos cambios radicales en nuestras formas de pensar, de gastar nuestro tiempo y dinero y de transportarnos. Sólo si cambiamos la lógica de distribución del espacio urbano podremos evitar no sólo los congestionamientos navideños, sino los congestionamientos en las horas de entrada y salida de las escuelas y trabajos.
Estos embotellamientos plantean nuevamente la necesidad de rediseñar nuestros espacios públicos y nuestras calles para hacerlos más apacibles los unos y más eficientes las otras. ¿Hacia dónde cambiar la lógica del uso y diseño de los espacios públicos? La respuesta esquemática es:
  • Más espacios para peatones y ciclistas;
  • Estacionamientos más caros para desincentivar viajes de choferes solos o estancias largas que saturen los espacios de estacionamiento;
  • Transporte público más eficiente, con rutas que constituyan un sistema, más que un entrecruzamiento sin correspondencias en rutas ni en horarios;
  • Traspasar a los automovilistas los costos del transporte privado en vez de aumentar las tarifas del transporte público, aumentando los costos de los traslados y los estacionamientos de vehículos particulares. Los recursos recabados deberán utilizarse en las zonas de la ciudad en donde se recaben, aumentando las áreas verdes, la limpieza y calidad de las aceras y de las plazas de las zonas de tránsito y estacionamiento;
  • Desincentivar la compra de vehículos de motor haciendo más accesibles los lugares de trabajo. Las instituciones y empresas pueden contratar servicios de transporte en vez de arriesgar los retrasos en las llegadas de sus empleados y aumentar el peligro de accidentes viales de sus empleados y clientes;
  • Generar rutas seguras de acceso a las escuelas y estaciones de transporte público para los peatones, con especial vigilancia en las horas de entrada y salida de los planteles.
LRMQ

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