miércoles, 19 de febrero de 2014

Doscientos metros antes


¿Qué distancia hay entre tu casa y tu puesto de trabajo? ¿Cuánto recorres en automóvil entre tu hogar y tu trabajo? Aunque parecidas, estas dos preguntas no necesariamente tienen la misma respuesta. Si, por ejemplo, tu casa está de un lado de una avenida y tu trabajo en el otro, aunque varios kilómetros más allá, es probable que suelas dar una vuelta en U para estacionar tu vehículo, lo que aumenta la distancia que recorres aunque ambas construcciones estén a una distancia menor entre sí. ¿Cuánto añade una vuelta de retorno? En Guadalajara, algunos de estos retornos pueden incluir glorietas tan amplias como la Minerva, Niños Héroes y Arcos o Chapalita.

Quienes habitualmente viajan en automóvil suelen sorprenderse de cuán escasos son los kilómetros entre dos puntos que a ellos suelen parecerles muy lejanos.

Te propongo un breve experimento: la próxima vez que vayas de tu casa a tu trabajo (o a tu escuela o gimnasio) puedes poner en ceros el odómetro de tu vehículo y registrar la hora de salida; verifica cuántos kilómetros recorres hasta que “sientes” que ya llegaste. Ese punto psicológico en el que sentimos haber llegado suele ubicarse algunas cuadras o giros antes de llegar realmente al lugar en el que estacionamos el vehículo. Revisa nuevamente el odómetro cuando efectivamente te bajes del automóvil. ¿Cuál es la diferencia en distancia entre el punto en el que “sientes” que llegaste y el momento en que realmente te apeas de tu carroza motorizada? ¿Cuánto tiempo hiciste hasta el punto en que sientes que llegaste y cuánto hasta el punto en que te bajas del vehículo?

En ocasiones, pasas incluso por enfrente de tu punto de destino antes de poder estacionar el vehículo…pero no has encontrado lugar todavía. Así que eso aumenta la distancia y el tiempo de recorrido en el vehículo. Añádele el tiempo que haces desde el vehículo hasta tu puesto de trabajo. Anota entonces: tienes un tiempo de recorrido de tu casa al punto psicológico en que sientes haber llegado; otro tiempo hasta que te bajas del vehículo y uno más hasta que llegas a tu lugar de trabajo (por ejemplo, si trabajas frente a un escritorio, no a la puerta del edificio en el que se ubica la oficina, sino hasta tu puesto específico en ella).

Una vez que sabes la distancia de tu casa a tu trabajo, escuela o algún otro de tus destinos, te darás cuenta de que no siempre viajas a la velocidad a la que crees que viajas. En algunas porciones del trayecto viajarás a 60 u 80 kms por hora, aunque en otras estarás varios segundos esperando a que cambie la luz del semáforo. ¿Qué resultado te da dividir la distancia total recorrida en vehículo frente a tus tres registros de tiempo? Tendrás así tres velocidades para tu traslado: 1) hasta un punto de arribo psicológico; 2) un punto de descenso del vehículo y 3) el arribo real a tu espacio de trabajo.

Lo que quiero proponer aquí es que utilices ese tiempo entre bajarte del vehículo y llegar a tu puesto de trabajo como un parámetro para recorrer la distancia desde donde PUEDES estacionar el vehículo y llegar a tu lugar de trabajo. Te propongo que uses el tiempo que gastas en buscar estacionamiento en caminar directamente desde un punto previo a tu punto de llegada psicológico. Digamos, doscientos metros (o una, dos o tres cuadras) antes de llegar a ese punto en el que “sientes” que llegaste. Es probable que camines la misma distancia y el mismo tiempo que si pasas frente a tu edificio de destino en busca de estacionamiento.

¿Cuáles son los beneficios de esta estrategia? El primero y más obvio es que pierdes menos tiempo en buscar estacionamiento si aceptas estacionarte en un punto anterior al de tu destino. Pero hay otros beneficios adicionales: ahorras tiempo en regresar al punto en que está tu trabajo y lo utilizas en dirigirte a él, sobre todo en los casos en que el estacionamiento quedó más lejos que aprovechar un lugar libre antes de llegar a tu destino. Además, tienes un poco más de tiempo para caminar que si lo gastas en seguir buscando un estacionamiento, como si tu vehículo fuera un satélite en torno a tu destino. Finalmente, ahorras gasolina y, con ella, también ahorras dinero…y nos ahorras a todos una buena dosis de emisiones contaminantes.

Cuando hayas hecho las mediciones de lo que recorres en automóvil, quizá quieras añadir un cálculo de la cantidad de horas que permanece estacionado el vehículo, lo que, en algunos casos aumenta también tu costo por pago de estacionamiento, estacionómetros, pago de multas por no depositar monedas en el estacionómetro (por la lentitud de tu regreso al vehículo desde tu lugar de trabajo) o por estacionar en lugar prohibido (por las prisas, puedes alegar, si quieres).

¿Cuánto gastas en tu vehículo por kilómetro recorrido si consideras, precio de compra, gasolina, impuestos, estacionamiento, multas, mantenimiento? ¿Cuánto gastas en ese mismo vehículo por minuto recorrido? ¿Y por minuto de estacionamiento? Considera los mismos gastos y calcula incluso las horas en que tu auto está estacionado en la cochera de tu casa o edificio, pues ese espacio de todos modos lo pagas cuando compras o rentas el lugar en el que vives y que incluye determinados cajones de estacionamiento para tu uso.

Si ya sabes que la distancia de tu casa a tu trabajo es de menos de cuatro kilómetros, yo te sugiero que mejor vendas ya ese vehículo a alguien cuyo trabajo esté más lejos y tú simplemente levántate un poco más temprano, ponte unos zapatos cómodos y vete a pie…o en bicicleta. Ya en tu lugar de trabajo, procura no burlarte demasiado de quienes despilfarran su sueldo (ganado con el sudor de su frente y también del de enfrente) en llegar a su trabajo. Si optas por pedalear, asegúrate de ponerle a la bici un buen par de candados para proteger tu inversión, misma que suele ser como 95% menor a lo que gastas en un vehículo de motor.

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