domingo, 12 de noviembre de 2006

Turismo religioso


El turismo religioso en Jalisco y la región centro-occidente
Parte 1: Qué es el turismo religioso y sus expresiones en el centro-occidente de México
Parte 2: El turismo religioso en Jalisco y los principales puntos de peregrinación
Parte 3: Turismo religioso, peregrinos y norteños desde la perspectiva de las fiestas patronales

Parte 1: Qué es el turismo religioso y sus expresiones en el centro-occidente de México
Los creyentes en los poderes sobrenaturales y sobrehumanos expresan de diversas formas sus devociones. Algunos lo hacen en el ámbito íntimo, pero en su mayoría la gente prefiere hacer profesión pública de su fe. Cualquiera que sea su credo, los devotos de las figuras divinas suelen realizar traslados desde sus lugares de residencia habitual hasta los templos y santuarios de significación para la fe colectiva. Esta fe colectiva suele expresarse de manera especialmente notable en las peregrinaciones que realizan los fieles a santuarios que se encuentran distribuidos por un mapa dotado de significaciones socio-culturales y políticas.
Algunos de los puntos que suelen visitar los peregrinos, en especial los fieles de la doctrinas y las prácticas de la iglesia de Roma, se han convertido en puntos cruciales para el desarrollo de una actividad que se ha dado en llamar “turismo religioso”, actividad que engloba a un conjunto de servicios como el traslado de los creyentes, la dotación de alimentos en el trayecto, la venta de recuerdos del viaje y el haber llegado al destino sagrado y la elaboración de retablos y otras ofrendas que los creyentes adquieren y suelen dejar en los santuarios de sus devociones cuando van a visitar a las imágenes y santuarios de devoción religiosa, ya sea para simplemente conocer esos espacios, para solicitar favores a los poderes divinos o para agradecer las mercedes recibidas.
En todo el mundo existen miles de espacios sagrados y santuarios para las grandes religiones “del libro” (judaísmo, cristianismo e Islam), así como para otras devociones más locales y de menor extensión global. En el caso de México, los santuarios, templos, fiestas patronales y fiestas locales con tintes religiosos suelen ser básicamente católicas, aun cuando hay otras de gran significación para los fieles de otras doctrinas. En un ámbito espacial más reducido, cabe mencionar que los puntos de atracción para los creyentes de distintas lealtades institucionales en el espacio de Jalisco y la región occidente se combinan con fechas especiales de conmemoración. Los devotos de la iglesia católica cubren circuitos de visitas a los santuarios de la región como son los de San Juan de los Lagos, el Niño de las Palomitas, El Niño de Atocha, la Virgen de Guadalupe, la Virgen de Talpa y en ocasiones estos circuitos son de menores alcances y más ligados a las tradiciones cristianas e indígenas locales, como sucede con otras imágenes como son la Virgen de Santa Anita (celebración de la candelaria), el Señor de los Rayos, las imágenes de vírgenes en las parroquias y templos de menor importancia. Tan sólo en la Zona Metropolitana de Guadalajara existen más de 500 templos de la iglesia católica, algunos de ellos asociados a un santuario o lugar de peregrinación de fama internacional, aunque en su mayoría sólo son visitados por los fieles que pertenecen a las congregaciones locales.
Por otro lado, en la capital tapatía son especialmente notables las fiestas que realizan los fieles de la iglesia La Luz del Mundo, que tienen lugar en febrero y agosto de cada año. Otras fiestas y templos de otras iglesias evangélicas adquieren importancia en el renglón turístico únicamente para los fieles de esas mismas denominaciones evangélicas.
De algún modo, los papeles de creyente y de turista no siempre se combinan en la misma persona, por lo que algunos analistas señalan que hacer que las fiestas de guardar se conviertan en motivo de atracción para quienes no participan de las creencias, ritos y tradiciones representa una invasión a la cultura y a las esferas de intimidad de quienes son realmente creyentes afiliados a una determinada doctrina. De tal modo, los oriundos de un lugar en que se sitúan un santuario no siempre están de acuerdo en convertirse en receptores de turistas, mientras que en otras ocasiones los santuarios dan lugar a la posibilidad de nuevos asentamientos.

Parte 2: El turismo religioso en Jalisco
En Jalisco y la región centro-occidente, se hacen evidentes algunas trayectorias en el desarrollo de la relación entre santuarios y pueblos:
hay algunos santuarios que han contribuido al crecimiento de los pueblos de su rededor, tanto en lo que se refiere a servicios para turistas y peregrinos (como es el caso de San Juan de los Lagos, asociado a la imagen de la virgen María, y del reciente santuario de Santo Toribio Romo en el municipio de Jalostotitlán), como en el crecimiento de su población de residencia permanente;
existen algunos pueblos que, a pesar de tener santuarios de imágenes relativamente importantes, como asentamientos poblacionales se sostienen por sí solos y su población en general se relaciona poco con sus santuarios en la vida cotidiana, como es el caso del Santuario de la Virgen de Zapopan y su relación con la urbe tapatía;
existen algunos lugares en donde la población habitual prefiere que el turismo religioso sea nulo o lo más escaso posible, como en algunos asentamientos indígenas que prefieren conservar sus tradiciones sin que se conviertan en atractivo turístico o pretexto para que su región se torne en destino de inversiones de las iglesias o la iniciativa pública o privada. Tal sería la situación de algunos grupos indígenas en la zona norte del estado.

El turismo religioso apunta a la posibilidad de que los pobladores y autoridades de la región reflexionen en torno a la inversión actual y posible en los santuarios y los puntos de paso de peregrinos y visitantes. En este sentido, en Jalisco y la región centro occidente está todavía por afinarse el catálogo de las fiestas religiosas y de los principales santuarios y figuras de culto de alcance local, regional y nacional. Esta información, junto con la elaboración de políticas claras de dotación de infraestructura de transporte, comunicación, alojamiento, desarrollo ecológico y respeto a las tradiciones de diversas visiones religiosas y étnicas, serviría de guía para el trazado de planes de turismo con tintes religiosos.
En su situación actual, el turismo religioso se encuentra en vías de desarrollo y todavía habrá que promover la atención y a la vez acabar con el rezago y negación o desatención al turismo religioso en áreas como:
caminos, guías y rutas protegidas permanentes;
infraestructura para el alojamiento de peregrinos;
albergues diurnos y nocturnos, que se combinen con espacios en que se ofrezcan servicios sanitarios dignos y con centros de atención a la salud de los fieles;
control, promoción y apoyo a las empresas turísticas;
servicios de salud adecuados que combinen la oferta de infraestructura y personal por parte de las iglesias y empresas de servicios con la información pertinente;
carreteras exclusivas para los peregrinos o compartidas con otros medios de transporte;
impresión de guías con información histórica, alternativas de traslado, rutas principales y atajos para llegar a los sitios en que se ofrezcan servicios y medidas de precaución para quienes manifiestan sus devociones.

Además de estas imágenes de mayor fama, existen devociones a santos patronos de otras regiones con una actividad religiosa considerable y en torno a las cuales se organizan fiestas y peregrinaciones. En algunos puntos de la región centro-occidente, la falta de infraestructura y de información para el turista religioso en los renglones de carreteras, caminos para los peregrinos, áreas de descanso, alojamiento, alimentación y sanitarios, ha hecho que el costo de las manifestaciones de culto se torne financieramente muy alto por la voracidad de algunas empresas o personas o por la falta de caminos protegidos para los vehículos o los peregrinos. Estos resultados, a veces trágicos, pueden evitarse si se da una adecuad coordinación entre servicios, vigilancia, infraestructura e instancias encargadas de apoyar a los peregrinos o turistas.
Es claro que falta un mayor esfuerzo por difundir las historias de los santuarios y de las imágenes de santos, cristos o vírgenes y las razones de su vínculo con determinados puntos geográficos y con determinadas vocaciones o actividades de gremios y ocupaciones. En la región se requiere todavía levantar un inventario no sólo de la infraestructura existente, sino establecer proyectos a partir de la comparación entre la infraestructura deseable, la necesaria y la posible.
Mientras que para muchos de los turistas y peregrinos queda bastante claro cuál es el sentido de realizar una peregrinación, llevar ofrendas y de dónde surge para los devotos la necesidad de impulsar las obras turísticas con tintes religiosos en programas de colaboración ciudadana, como sucede en el caso de los programas que reciben ayuda de los migrantes, oriundos, autoridades civiles e instituciones religiosas, en otros casos hay quienes se ven atraídos a los santuarios, templos y fiestas patronales o religiosas de las denominaciones cristianas no católicas, no por ser creyentes, sino más bien por ser “adoradores del dios Caco” y aprovechan las aglomeraciones para robar a los peregrinos que visitan a las imágenes cristianas.

Parte 3: Turismo religioso, peregrinos y norteños desde la perspectiva de las fiestas patronales
Tan sólo en la Zona Metropolitana de Guadalajara existen más de 500 templos de la iglesia católica, más al menos dos docenas de templos de distintas denominaciones cristianas. Son escasos los ejemplos de lugares accesibles a los visitantes para el caso de otros credos, pero también es posible, al menos para los fieles de cada una de las iglesias o agrupaciones doctrinales, realizar visitas relacionadas con fechas y lugares sagrados. Ocasionalmente, los fieles de distintos credos se ven en la necesidad de dejar sus lugares de origen y, ya sea desde algún punto en el extranjero o desde alguna otra ciudad del país, apoyan a sus familias y de paso a sus congregaciones locales para la construcción y remozamiento de espacios de oración y de reunión con tintes religiosos.
En varias localidades, los llamados “migradólares” tienen una estrecha e histórica relación con las iglesias (tanto de Roma como evangélicas e incluso algunas no cristianas), que complementa el gasto de las congregaciones locales e incluso la inversión gubernamental en infraestructura que se aprovecha en el turismo religioso, como son las plazas centrales de los pueblos, caminos entre poblaciones de la región y los santuarios, entre otras.
El turismo religioso conlleva tanto un peligro simbólico de que a sus promotores se les tache de “fanáticos religiosos” (o, coloquialmente, de “mochos”), como peligros más objetivos como el de la exposición a accidentes por las condiciones de los caminos, los medios de transporte, las construcciones para albergar a los fieles, tumultos, o a enfermedades derivadas del fecalismo al aire libre, contaminación de aguas, y otras relacionadas directamente con el sentido del sufrimiento corporal que los peregrinos dan a su traslado. Así, algunos “romeros” expresaban recientemente, durante el viaje que la virgen de Zapopan realiza cada octubre de la catedral tapatía a su santuario en Zapopan, que agradecían a “la generala” el haberlos curado de las rodillas, trasladándose hincados durante buena parte de la distancia que separa la catedral tapatía del santuario zapopano.

Cuando se plantea la relación de las principales iglesias de nuestra región y nuestro país con las creencias religiosas minoritarias en comparación con el alcance del cristianismo (católico y evangélico), el turismo religioso se topa con cuestiones que ni las autoridades de un estado laico sumergido en una cultura altamente teñida de actos y símbolos religiosos ni las autoridades de las iglesias, además de los creyente mismos, han logrado responder a cabalidad. Entre ellas:
¿Tienen derecho los grupos étnicos a conservar sus tradiciones sin que se conviertan en atracción turística y parte del espectáculo que se ofrece a los turistas?
¿Tienen más derecho unas manifestaciones religiosas que otras a asociarse con los gobiernos para ofrecer su tradición dentro de una vitrina?
¿Qué tanto puede invadirse la intimidad del creyente y en qué medida pueden ofrecerse los ritos religiosos, que pertenecen a una esfera considerada como “privada” y reservada a “la conciencia” a la vista de los turistas nacionales y extranjeros, ya sea que compartan o no las creencias de quien es observado?
¿Quién tiene derecho a comercializar la fe como espectáculo? ¿Tiene derecho el creyente a reservar o a mostrar sus ritos y creencias religiosas? ¿A visitar y fortalecer santuarios y lugares sagrados?

La cuestión del apoyo diferencial a algunos grupos de fieles por encima de otros no se resuelve simplemente con no apoyar a ninguno en una supuesta neutralidad. Ello equivaldría a negar el hecho de la existencia real de prácticas de turismo religiosos en la región. En todo caso, parece clara la necesidad de plantear y establecer prioridades en cuanto a los gastos necesarios para proteger la salud y el bienestar de la población que toma parte en las peregrinaciones y fiestas religiosas (católicas o no), y promover la inversión pública y privada en infraestructura y servicios turísticos. Entre las cuestiones que incumben directamente a las políticas de estado en materia de turismo religioso, habría que considerar:
Delimitar cuáles son las grandes líneas de acción en el turismo religioso, como las de documentar y exponer los relatos de acciones religiosas y religioso-políticas en la región, la inversión en infraestructura y promoción, entre otras posibles;
Establecer condiciones para la generación de empleos a partir del turismo religioso;
Fomentar la inversión en infraestructura urbana y rural secundaria para la atención del turista religioso;
Desalentar la explotación de los grupos indígenas por parte de las iglesias al convertir en atracción folclórica y pagana los ritos pre-cristianos o extra-cristianos;
Promover el respeto por tradiciones distintas a la dominante en la región y el país;
Fomentar la comprensión de diversa visiones religiosas y dar a conocer sus implicaciones en los acontecimientos políticos y bélicos de la región sin con ello promover partidismos y militancias intolerantes.

En nuestra región, que alberga a gran variedad de santuarios y fiestas religiosas, y en general en el país, hace falta identificar los requerimientos y generar los proyectos para dotar de infraestructura turística a las rutas y puntos de atracción de carácter religioso. Ese diagnóstico podrá contribuir a proteger la salud de los fieles y a la vez a conservar e incluso establecer tradiciones que enriquezcan el conocimiento de las múltiples historias y la culturas asociadas a diversas instituciones religiosas.


Luis Rodolfo Morán Quiroz rmoranq@yahoo.de para “señales de humo”, dirigido por Alfredo Sánchez en Radio Universidad de Guadalajara, XHUG 104.3 FM, abril de 2006

No hay comentarios.: